Determinación y altura moral

Abanderarse con la libertad de expresión, el Estado de Derechos, la justicia y la tolerancia, el pluralismo, los derechos humanos, el control y vigilancia del poder, la memoria democrática, social y cultural, bastarían para celebrar estos cuarenta años de diario La Hora. Determinación y altura moral fueron determinantes en la firme e incansable defensa de estos principios liberales.

Separar la verdad de la mentira ha sido crucial y riesgoso en estas cuatro décadas. Una apuesta valiente y costosa por evitar que nos controlen, adoctrinen, asusten, quiten a nuestros conciudadanos lo que es suyo, les expropien y maleduquen, así como disipar la sombra del autoritarismo, el culto a la personalidad, el populismo y la manipulación de nuestra historia.

Un esfuerzo sin más límite que la sincera lealtad a la propia conciencia. La resiliencia y capacidad de afrontar la adversidad, fueron durante este largo de este período, del que fui parte durante un cuarto de siglo. Hay experiencias que solo se pueden vivir desde dentro. No son simples palabras y frases, significan la asunción de riesgos y pensar de un modo proactivo.

La Hora ha apostado siempre por una búsqueda legítima y honrada de cambios estructurales positivos en nuestra sociedad. Por sostener siempre la idea liberal y secular, según la cual existe un mercado de las ideas donde ninguna de ellas puede imponerse a no ser por medio de la razón. Sin aspavientos, sin victimismo en ningún sentido, pero con resolución y determinación.

En estos años vividos, el diario La Hora extendió su influencia a gran parte del territorio y pueblos de Ecuador. Por ello, durante estas décadas, tuvo rachas mejores y peores en su vida empresarial en institucional, dado el constante acoso, intentos de censura y silenciamiento en la década correísta y en otros momentos de autoritarismo desde la vuelta a la democracia en Ecuador.

El progreso del liberalismo y su consolidación están puestos a prueba, junto a los principios morales que deben sustentar. Es tiempo de que algunas conciencias despierten y se llame a cada cosa por su nombre. El tema tiene suficiente peso y relevancia para que un diario como La Hora no esté en la primera línea en la lucha por ampliar, defender, garantizar las libertades individuales.

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