Desintegración

Los acontecimientos a nivel mundial indican que el planeta vive una etapa de desintegración social. La tecnología actual permite que conozcamos en tiempo real el acontecer mundial y nos deja absortos ante todo lo que ocurre como consecuencia de una sistemática acción de olvido, por parte de las élites, de las necesidades de la gente. Esta omisión nos pone ante los escenarios actuales, que presagian la insurgencia de intereses de diferentes grupos que se aglutinan bajo sus propias creencias y principios y exigen sus derechos, apartando las banderas de países que se crearon de acuerdo al interés de quienes dominaban en el momento de su fundación.

Se percibe en todo el espectro acciones sistemáticas de toma del poder, por vía democrática, pero diferentes intereses aglutinados —unos por razones arcaicas pero coherentes, otros por derechos y nuevas identidades— y, así, ellos y ellas son los electores que en su momento decidirán quien gobernará un territorio limitado por fronteras imaginarias, en el que el concepto de “Patria” se diluyó.

Los estudiosos de las ciencias sociales habrán delimitado el concepto de “identidad” dentro de la idea fabricada de Patria; sin embargo, actualmente y dentro de cada país emergen grupos diferentes, que nunca fueron integrados sino, al contrario, discriminados y marginados, y reclaman identidad cultural y soberanía. La misma Ucrania muestra eso, y es pretexto de invasión.

La red electrónica conectó a todos. Al encontrarse, tomaron fuerza y ahora ponen en duda la capacidad de gobernar territorios y culturas diversas en armonía. Las identificaciones de grupo hacen la fuerza e imponen un nuevo modo de gobernar en las tierras de este planeta. Esto implica riesgos no previstos hasta hoy, como el sojuzgamiento por la fuerza. Aparentemente eso ocurrirá aquí, donde hay al menos 8 culturas y una permanente exigencia de derechos de parte de otros grupos.