Desafíos para el 2022

No son pocos ni tampoco fáciles los desafíos que debe enfrentar el Gobierno, tanto casa adentro como hacia afuera. Al interno, la consolidación de un equipo político y de comunicación es indispensable, pues no tiene mayoría legislativa, a la vuelta de la esquina están las movilizaciones de los sectores sociales y, además, tiene dificultades para conectar con la gente que no votó por su opción. De hecho, la composición de la Asamblea es mayoritariamente de izquierda y la tendencia es la misma desde el 2006. Entonces, las aspiraciones reeleccionistas de Lasso suponen reinvenciones de su corriente a la derecha.

El mayor problema que atraviesa Ecuador es su economía. El presidente heredó un caos y tiene también en su contra una pandemia que agita el avispero en todas partes; sin embargo, se deben buscar mecanismos para reactivar la economía, pues el anuncio de crecimiento en varios países es un hecho, incluso en Venezuela. Si la apuesta por el Gobierno son la reforma laboral y la ley de inversiones, debería diseñar una estrategia de acuerdos y consensos con los diferentes sectores antes de enviar los textos a la Asamblea, caso contrario se podría reeditar el desenlace de la reforma tributaria.

Para nada es menor el temor que provoca en la población la inseguridad en sus diversas manifestaciones. Más allá del rating de los medios debido al sensacionalismo de la crónica roja, los asaltos y el sicariato son una realidad que está naturalizándose. Tal es así que todos los días vemos estos hechos por medio de algún dispositivo móvil, pues llegan a la velocidad de las redes sociales. Esfuerzo aparte de análisis merece el sistema penitenciario, pues la tensa calma parece una olla de presión que pronto dará el pitazo y todos a correr.

Estas y otras realidades han acelerado un clima de descomposición social y desconfianza. La primera se expresa en el canibalismo como forma de vida y resolución de conflictos, mientras que la segunda en la estrategia del ‘sálvese quien pueda’. Para salir de tantos problemas, habría que respondernos qué nos une y cómo podemos apoyar. Ojalá apostemos más por el diálogo.