Pasaporte de vacunas

El canciller  Juan Carlos Holguín tendrá que sujetar al toro más bravo por los cuernos si  pretende armonizar el paso del ómicron y clonar los ofrecimientos políticos del actual régimen. Tendrá que enfrenar al búfalo viejo maloliente, que muta y se reproduce desde hace 23 años en Venezuela: esa aberración fascista dirigida por Nicolás Maduro. Pues no habrá integración regional mientras la comunidad internacional no resuelva la situación de miseria y pobreza generalizada por castro-chavismo, más que maduro, podrido y pestilente.

Venezuela mantiene una alianza geopolítica con Irán para intentar recuperar el desplome de su producción petrolera. Nada es gratis; Maduro aprovecha los actuales altos precios del crudo para extender su dominio sin importarle la situación indignante y agobiante de sus ciudadanos obligados a migrar. Mantiene proyectos con China y con la estadounidense Chevron, que cuenta con permiso de operación emitido en Washington, pese a severas sanciones internacionales. Falta una diplomacia agresiva coherente en respuesta, que pare de una vez el más grande desplazamiento humano de la historia latinoamericana, con tintes genocidas, ocasionado por el sadismo de una dictadura instaurada por casi un cuarto de siglo.

La entelequia del ‘interino’ Juan Guaidó, otrora reconocido por 60 países, requiere atención especial pues estaría a cargo de la defensa de activos internacionales confiscados por Maduro, luego de unas elecciones catalogadas como fraudulentas. En este panorama, nuestro canciller Holguín tendrá que insistir en el regreso de la democracia a Venezuela y marcar límites a la migración irregular (muchos de ellos niños y adolescentes) y detener el tráfico criminal de personas, armas y drogas. Tendrá que transparentar el drama e inseguridad fronteriza, en puertos y aeropuertos, los visados clandestinos y ese eufemismo correísta caduco sobre la tal ‘ciudadanía universal’, que recepta gente aquí pero prohíbe el sueño americano por allá.

A la par habrá que renegociar con China: la deuda externa, el aumento de inversiones en el área petrolera, la explotación minera, uso de agua dulce en páramos y bosques, la eliminación de la pesca ilegal en Galápagos y demás soluciones compartidas frente al calentamiento global. Otro de los puntos polémicos gira en torno a la vacunación obligatoria como estrategia para detener la explosión de contagios por coronavirus y sus variantes. De hecho, un certificado Covid-19 de vacunación se convierte en un pasaporte internacional emergente tan válido como homogenizar la efectividad y calidad de los sistemas de salud de cada país, región y continente.

[email protected]
@kleber_mantilla