Cuidados en la escuela

Hemos manifestado en múltiples oportunidades nuestro apoyo a la vuelta a clases presenciales para los estudiantes de escuela y de colegio porque es evidente el perjuicio que los niños y jóvenes tienen por su inasistencia a las aulas escolares.

Sin embargo, la realidad de la infraestructura física hará en muchos casos imposible este retorno, no solamente porque los locales escolares han sufrido el deterioro que el abandono ha provocado, sino también porque ya antes de la pandemia el déficit en cuanto al número de aulas y sobre todo de baterías sanitarias era clamoroso.

Si se ha establecido que una de las recomendaciones es el lavado frecuente de las manos, es doloroso comprobar como en muchos establecimientos educativos no existe agua corriente, hay insuficientes baños y lavamanos o están en muy precarias condiciones.

¿Cómo va a llevarse a cabo esta exigencia indispensable para garantizar el cuidado, frente al coronavirus pero también de otras enfermedades, si no hay lavabos suficientes?

Ya lo advertíamos desde el año pasado, cuando sugeríamos que era necesario por parte de las autoridades educativas, aprovechar el tiempo de ausencia de los estudiantes para que se hicieran las reparaciones y las adecuaciones necesarias.

De igual manera, si se sabe que también se exige el distanciamiento social, las aulas debían ser adecuadas e inclusive se hace indispensable construir nuevas para los numerosos estudiantes que llegarán, ya que se ha producido una migración desde el sector privado al público, derivado de la baja en las economías familiares.

Si esas medidas no se tomaron en los tiempos requeridos, habrá que hacerlo en los actuales, con la urgencia que los casos ameritan y buscando fortalecer el sistema de educación pública que es una de las lecciones que nos deja la pandemia a nivel nacional y mundial.