Cuando lo normal no es normal

El “país de Manuelito” de la novela del fallecido escritor y excanciller Alfonso Barrera Valverde habla de una patria inexistente, atravesada por una línea imaginaria, donde la realidad supera a la ficción. Lo insólito es real y lo real es discutible. Abundan las noticias falsas y las redes sociales que inundan el mundo digital de temas irrelevantes. Nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira.

Si un mandatario —Petro— elimina subsidios a la gasolina y no es Moreno o Lasso, tiene beneplácito de los Iza, Toala y la “onda progre” ecuatoriana, porque es en Colombia. Si fuera en el Ecuador, incendiarían el país. Pero es Petro, representante del socialismo del siglo XXI. ¡Y qué mal estuvo, para los progresistas, que en Chile no remedaran el mamotreto constitucional ecuatoriano de 2008!

La abogada Bernal entró a la escuela superior policial de Pusuquí, donde trabaja su esposo —es instructor— y desapareció (había pasado con los Restrepo, Gustavo Garzón, David Romo y otras víctimas). El teniente Germán Cáceres sigue prófugo y la cadete Sánchez detenida (¿fue la “única” que oyó gritos?). Tras una intensa búsqueda, luego de diez días, apareció el cuerpo en el cerro Casitagua. ¿La policía sirve y protege?

Los despistados asambleístas correístas insisten en que el fallo del juez ordenando la devolución de bienes a los banqueros Isaías es una maniobra del exbanquero Lasso para congraciarse con sus colegas de oficio. Y que la consulta popular es una cortina de humo para que la gente no proteste. Los mismos correístas, expertos en cortinas de humo, como el funesto 30S de hace 12 años (“la Megan” cumplió esa edad…). En Guayaquil matan a un fiscal decente —Édgar Escobar— que investigaba delitos de terrorismo y narcotráfico.

Los ciudadanos intentan, sin éxito, fijar citas para revisar sus vehículos, aunque la página web de la AMT no sirve para nada, porque no hay turnos, caen las multas y castigos “por recalendarización”. Es decir, no se consigue la cita y encima hay sanción. Obtener un pasaporte o cédula en el Registro Civil es otro vía crucis.

El país “de Manuelito” abandonado, en las manos del hampa en calles y cárceles, y de la delincuencia legislativa en la Asamblea. Candidatos a alcaldías y prefecturas vinculados con mafias y narcotráfico. Postulantes que lucen “orgullosos” el grillete y piden el voto a ciudadanos desconcertados a los que encima les endosaron una consulta sobre asuntos intrascendentes, necesarios, que no resuelven nada en un país donde lo normal no es normal.