Consulta popular

La crisis de representación política observada y exacerbada en el último año nos hace pensar que solo nos queda la sociedad organizada como la gran convocante para un acuerdo nacional con los diferentes sectores, actores, colectivos y academia. La voz fuerte, amplificadora y clara de la ciudadanía es impostergable y gana más protagonismo frente al vacío institucional. La mayoría de la población exige diálogo y soluciones, pero las funciones del Estado cierran el paso y gobiernan a espaldas de la gente. Los temas acuciantes que exige la mayoría de la población son: una nueva forma de hacer política, renovación de liderazgos, atención a los temas prioritarios como la salud y la educación, cero corrupción e impunidad, combate a la inseguridad y las diferentes expresiones de violencia.

En este contexto, una de las vías de expresión legítima y oportuna es la consulta popular de iniciativa ciudadana que, desde el colectivo Voces de la Democracia, propone un acuerdo nacional, un nuevo pacto social, sobre la base de nuevas reglas del juego institucionales para sacarle al Ecuador del estado de terapia intensiva en el cual vive: quitar las atribuciones y competencias del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social en la designación de autoridades, instaurar un saludable sistema de partidos con auténtica democracia interna, transformar el sistema de justicia con evaluación y capacitación de los operadores y rescatar el sistema de seguridad social. ¿Quién se podría oponer?

El camino que recorre Voces por la Democracia no es sencillo ni tampoco rápido, pues implica la aprobación de la Corte Constitucional, la recolección, entrega y validación de firmas por parte del Consejo Nacional Electoral y la votación; sin embargo, es una muestra más y contundente de que la ciudadanía no tolera más la situación política actual y que en el país hay una población activa que está dispuesta a exigir rendición de cuentas al poder y también ejercer su derecho a participar, así como su deber de protagonizar la vida pública. Esta vez, los pesos y contrapesos están en la gente y por más democracia.