González y Noboa: Su piso y techo

César Ulloa

¿Qué piso y techo electorales tienen Luisa González y Daniel Noboa? Es decir, han llegado a su límite de votos o todavía no.  Por una parte, el correísmo, indistintamente, de quien sea su candidato tiene un techo electoral que bordea el 30% del padrón electoral, sin embargo, podría crecer unos cuantos puntos más, pero eso dependería de su capacidad de reinvención, no obstante, esta situación parecería muy compleja debido a su narrativa de la nostalgia que ya no les alcanza, porque este país es muy diferente al de los años de bonanza económica en la que gobernaron y convirtieron el Estado en partido. Eso se evidenció en el debate, pues las respuestas de su candidata fueron el mismo coro para todas las preguntas.

Por el otro lado está Daniel Noboa, quien arranca con un piso de votos que le otorgó un segundo lugar y que pudiera crecer sin que conozcamos exactamente cuánto y en dónde. A ello, habría que añadir los respaldos públicos del Partido Social Cristiano y su candidato Jean Topic, las declaraciones de apoyo por parte de Otto Sonnenholzner y varias intervenciones a favor del movimiento Construye con el que corrieron Fernando Villavicencio, Christian Zurita y Andrea González. En ese sentido, Noboa arranca la segunda vuelta con más adhesiones frente a un correísmo que se encierra más en su militancia.

No se puede perder de vista lo que ocurrirá en la Asamblea, en donde ya todo está jugado respecto de su configuración. El correísmo se mantiene como la primera fuerza política e, incluso, mejoró su rendimiento en comparación con la legislatura disuelta. Es la posibilidad para que Construya se vaya consolidando como una fuerza política nueva junto con Gente Buena y que ADN haga lo propio. Dependerá de quien gane las elecciones para conocer la relación que se producirá entre Ejecutivo y Legislativo en un año de extrema complejidad.

Lo cierto es que el Ecuador debe levantarse del piso y traspasar el techo en el que estamos metidos. Esta elección es un parteaguas, a pesar del poco tiempo que tendrá la primera autoridad electa para gobernar. Puede ser la ocasión para sentar bases y orientar un camino nuevo.