Casi todo envejece

Manuel Castro M.

Salvo la libertad, aunque casi todo el tiempo está en peligro, solo el vino mejora cuando envejece. Sin eufemismos se puede dar por cierto que la vejez es la peor enfermedad, sin que se salve ningún género, tampoco los inventados últimamente. Por cierto hay viejos antes de hora y viejos por excepción siempre juveniles, en cuanto a intelecto y experiencia.

Ahora  la libertad está intervenida entre nuestros jóvenes países cercanos: Cuba, Venezuela, Nicaragua, México, Bolivia, algo Argentina. La pobreza, eje de la demagogia, impide a los pueblos exigir libertad, y cuando reaccionan generalmente es tarde porque su sistema con base en la represión y miedo silencian las bocas. Los militares tan valientes, por interés y por temor,  auspician a dictadores como Chávez, Maduro, Ortega, Diaz-Canel. Es inaceptable que en Venezuela no haya posibilidad de elecciones libres. Pasa por tener gobiernos que no creen en la democracia, mitad marxistas, mitad populistas.

Algunos ponen como ejemplo a Bukele, pues no importa que viole derechos humanos, acabe con la división de poderes, mientras tenga miles de compatriotas, unos delincuentes otros inocentes, en sus cárceles modelos, y en el resto de ese país no haya delitos. Olvidan que El Salvador es un país pequeño (menos de la mitad de la provincia de Pichincha) con siete millones de habitantes, atrasado política, económica y socialmente. Su ingreso por cabeza es de $4.000, mientras en Ecuador con 18 millones de habitantes y también con crisis social e inseguridad, es de $7.000, parecido al de Colombia y Perú. Chile tiene por lo pronto un ingreso de $16.000, Uruguay de $17,000. El México de AMLO y de los narcos $10.000. Estados Unidos, tan odiado, aunque tan concurrido, $70.000. Venezuela, país rico en petróleo, se ignora, en 2014 era $15.000. Cuba, igual se ignora. La Nicaragua, de la santera y del sandinista Ortega, $2.000.

Ecuador corre peligro con el correísmo. De triunfar éste, Correa de prófugo se convertirá en mesías, sus borregos acudirán a la reserva monetaria, pondrán impuestos como la Pabón. Con el falsete de la distribución de la riqueza acabarán con las libertades y la democracia, bajo el pretexto de otorgar dicha y suprimir la miseria. Memoria del pasado hace falta y observar a los vecinos y sus pocos aciertos políticos.