La muerte de Indi Gregory

carlos-freile-columnista-diario-la-hora

Carlos Freile

Hace pocos días falleció en Inglaterra la niñita Indi Gregory a raíz de que se le suspendieron los cuidados necesarios por decisión de los médicos y de los jueces contra la voluntad de sus padres. Había la posibilidad de que se le diera un tratamiento alternativo en el Hospital Bambin Gesù en Roma, para el efecto el gobierno italiano le otorgó a la niñita la nacionalidad italiana y le ofreció el transporte en un avión-ambulancia a Italia. Los médicos y un tribunal ingleses se negaron a aceptar el ofrecimiento. Los padres pidieron que por lo menos su hijita muriera en su hogar, junto a ellos y sus hermanas mayores; las autoridades respondieron que el trayecto de cerca de 20 minutos era muy riesgoso y determinaron que falleciera en un local médico público… que queda a 45 minutos.

En pocas palabras, en Inglaterra la voluntad de los padres no cuenta para nada cuando se debe tomar la decisión sobre los cuidados a una persona en estado terminal; esta afirmación no es antojadiza, pues ya son varios los casos en que ha pasado lo mismo. Esa decisión queda en manos del Estado, vale decir al arbitrio de burócratas, tanto de los servicios médicos como de los tribunales, que buscan sobre todo ahorrar en los gastos que la salud pública impone: mientras menos tiempo un enfermo incurable sea atendido mejor para las arcas del Estado y, esto se recalca, para los bolsillos de los contribuyentes.

Poco a poco en todos los países en que se ha legalizado la eutanasia se pasa de la muerte por compasión a quienes sufren de manera irremediable, sentimiento por lo demás comprensible desde la perspectiva humanitaria, pero que no debe soslayar el valor de toda vida humana, a la muerte planificada y ejecutada por motivos económicos. Es imperativo llamar a la reflexión sobre el hecho de que el Estado se ha convertido no solo en el administrador de bienes y haciendas de todos, sino en el dispensador, cada vez más poderoso e intransigente, de la vida y de la muerte.

Un respetuoso homenaje fúnebre a Indi, Charlie, Alfie, Isaiah, Archie, Sudiksha… niños y jóvenes a quienes el Estado totalitario inglés ha negado el derecho a agotar los recursos para conservar sus vidas y a cuyos padres les ha anulado en la teoría y en la práctica la patria potestad. Malos tiempos vivimos.