Carísimos

Presidentes y vicepresidentes de la República reciben una elevada remuneración de por vida, mientras millones de ecuatorianos ganan un dólar o menos de un dólar al día. Existe pobreza-miseria, hambre, desnutrición, analfabetismo, insalubridad, desempleo, dolor, desesperanza.

No es justo que los exmandatarios perciban un sueldo vitalicio así estén perseguidos por la justicia, con orden de detención o encarcelados. Tampoco es justo que un expresidente reciba pensión vitalicia, cuando haya sido derrocado por el pueblo.

¿Dónde están los políticos honrados que deciden servir al país con absoluto desinterés personal? Si no tuviesen ambiciones económicas, ¿habría tantos partidos y movimientos políticos con centenas de candidatos, en tiempos de elecciones? A la inmensa mayoría, al parecer, solo le interesa un cuarto de hora de fama o un período de sueldo seguro, sin hacer casi nada.

La mayoría de los electos, entre ellos asambleístas, salvo las excepciones de rigor, solo se dejan estar y viven muellemente. La última Asamblea terminó su período con ínfima aceptación popular. Sin embargo, algunos fueron reelegidos. ¿Por qué y para qué?

La presente Asamblea llegó a 40 días de actividad sin que haya definido la agenda legislativa.  Es imperativo un trabajo honesto, sin camisetazos, que prestigie la función legislativa.

¡Que trascendente sería que la Asamblea Legislativa pusiese fin a las pensiones vitalicias y recortase sus propios emolumentos, disminuyese la cantidad de asesores, secretarias, mensajeros, choferes y que los asambleístas pagasen de sus bolsillos los celulares, computadores! Les toca demostrar eficiencia; en caso contrario, darían razón a Gilbert Keith Chesterton cuando decía: “Si no logras desarrollar toda tu inteligencia, siempre te queda la opción de hacerte político”.