Buen periodismo

En la ceremonia de entrega de los premios iberoamericanos de periodismo, realizada en la Casa de América, en Madrid, Felipe VI, rey de España, en su discurso ha efectuado declaraciones sustanciales que merecen relievarse por su recomendable y útil contenido.

Luego de puntualizar la sobreabundancia informativa y el ruido que produce la rapidez a fin de alcanzar impacto, ha exhortado a centrarse en la calidad, el análisis, el respeto a los protagonistas y usuarios, mediante prácticas contrastadas y transparentes, a fin de combatir la desinformación que circula especialmente en las redes y que tanta desorientación origina.

El monarca ha complementado sus acertados análisis centrándolos en el marco contemporáneo producido por la pandemia y que ha marcado un antes y un después en la humanidad y también en el periodismo, anhelando que este se ubique en el análisis predictivo, la rigurosidad y la crítica constructiva.

Deben ser subrayadas estas reflexiones asimismo suyas que textualmente las transcribo: “La libertad de expresión es un derecho tan importante como frágil; cuando se calla a un periodista se coarta también a la sociedad en su derecho a informarse de manera veraz e imparcial, lo cual vulnera la democracia”.

Se proyectan con fuerza convincente y necesaria las aseveraciones realizadas por Felipe VI, singularmente en los días actuales donde la confusión crece debido a factores adversos de bastante peligrosidad, entre ellos los ataques crecientes a la prensa libre e  independiente por parte de sectores alineados con quienes son seguidores del absolutismo.

No nos cansaremos de proclamar que la libertad de expresión es la madre de todas las libertades, a la que hay que defender en todo tiempo y lugar para que la civilización vaya en ascenso.