Bowie

Los clásicos no tienen fecha de caducidad y su obra nunca se deteriora; al contrario, suena mejor con cada ejecución, interpretación, mezcla y versión.

El Quijote, en sus versiones y adaptaciones nunca dejará de emocionarnos. Lo mismo sucede con el Mayor Tom, quien aparece en varias de las canciones de David Bowie, y que en cada ocasión que el ‘Alien’ las interpretaba, realizaba cambios y mejoras, como una obra en constante mutación o perfeccionamiento.

El pasado lunes se cumplieron seis años de la muerte de este transformador, en toda la extensión de significados, de la música, del espectáculo. En vida ya fue un clásico y hasta sus incursiones en el pop fueron catalogadas como trascendentales y transformadoras al género, pues David no se quedaba con la fórmula sino que narraba una historia y la explotaba hasta que no se pudiera pensar en más líneas narrativas, pero con los tiempos musicales y los acordes, se generaban nuevos giros dramáticos.

David Bowie fue un transformista del espectáculo que no solo pensó en la música y la letra de sus obras, sino en la concepción total de lo que debía tener un disco, una canción, es decir, pensó en la obra total. Por ello creó personajes para cada una de sus etapas como artista: Ziggy Stardust, Aladdin Sane y The Thin White Duke.

Cada personaje desarrolló una mentalidad, ideología y estética propias, algo así como los heterónimos de Fernando Pessoa, pero, a diferencia de los creados por el poeta portugués, los de Bowie morían con una nueva propuesta y él procuraba alejarse de ellos para no repetirse. Pero la música creada bajo esas personalidades demostraba una etapa personal y social, que deben ser leídas en cada una de sus letras.

Al final de sus días, Bowie presentó Black Star, una perturbadora obra que iba muy acorde a la estética de las series negras de ciencia ficción, fantasía y horror, tendencias en las que el propio Bowie incursionó como actor y colaboró con directores de la talla de David Lynch.

El antihéroe de Space Oddyty, el mayor Tom, en ‘Ashes to ashes’ es un drogadicto que no ha podido ser como los demás astronautas… Así es la realidad que cantó Bowie: de fracasos, pues no siempre hay éxitos en nuestras vidas, pero siempre desde un lado poético y sin copiarse ni copiar a los demás.

Por eso este alien musical y transformista de ojos de diferentes colores es un clásico, porque contaba historias con varias secuelas y partes, como si fuera una novela contada y cantada por los diferentes personajes alter egos de sí mismo.

Hoy David suena mejor que antes.