¡Basta ya!

Paco Moncayo Gallegos

El Ecuador está de luto. Cinco miembros de la Policía Nacional han sido vilmente asesinados y las instalaciones policiales objeto de ataques con armas de guerra y explosivos, en varias provincias del país. Nuestra condolencia para sus familiares, que hoy lloran las pérdidas de sus seres queridos, caídos en defensa de la seguridad de todos los ecuatorianos.

Estos hechos deben analizarse en conjunto con otras amenazasla violación de la soberanía nacional por aire, mar y tierra por los cárteles de la droga; las masacres realizadas en las cárceles, los cadáveres colgados en puentes peatonales en Durán, La Troncal y Esmeraldas; los asesinatos de cada día realizados por sicarios en las luchas de poder de las bandas criminales;  el cobro de vacunas y la extorsión a empresarios; la infiltración en las marchas de movimientos sociales, la corrupción de funcionarios y el amedrentamiento a autoridades y políticos que no han logrado cooptar.

Lo que experimenta, atribulada la sociedad ecuatoriana, es una verdadera guerra en contra de todos los componentes del Estado, por parte de las organizaciones criminales, con estrategias minuciosamente diseñadas para someter a las autoridades y a la población por el terror, utilizando tácticas y técnicas de variada y compleja naturaleza. El mensaje que emiten es claro: “Déjennos hacer nuestros negocios en paz, como en el pasado reciente o van a sufrir las consecuencias”.

Frente a esta situación hay que decir ¡Basta! a los criminales y a quienes politizan esta tragedia, utilizándola con fines desestabilizadores de la democracia; a los juristas que parecen no entender la dimensión de la amenaza y no comprender las normas constitucionales; a ciertos falsos defensores de los Derechos Humanos que se amparan en esta justa causa para hacer el juego a sus patrocinadores ideológicos; y también a la improvisación y conducción errática de la seguridad nacional que es razón de ser de la existencia del Estado y deber fundamental de sus autoridades.

Para cualquier ecuatoriano responsable, esta es la hora de la unidad, de la superación de diferencias, por legítimas que sean. Aportar a la incertidumbre y el caos en las actuales circunstancias, debe considerarse como una verdadera traición a la Patria.