Para ser político, hay que estar enfermo

Antonio Ricaurte

1.- Todo ser humano busca tener poder, principalmente poder político para tratar de tapar sus complejos, odios, rencores, venganzas, envidias, miedos y traumas. Yo también hice política y también estuve enfermo. Hoy trato de curarme. Soy un expolítico en recuperación.

2.- Maquiavelo decía que las personas buscan el poder político para alcanzar: gloria, poder, sexo y dinero.

– La gloria, para ser aplaudidos, felicitados, abrazados y acariciados por la gente. Para ser recordados, admirados y seguidos por las multitudes.

– ⁠Poder, para sentirse importantes, fuertes, todopoderosos, para así tratar de encubrir sus miedos y compensar complejos. Poder para que las demás personas les teman, les obedezcan y se postren a sus pies. Poder para vengarse y perseguir.

– ⁠Por sexo, el instinto más primario y básico del ser humano. Los débiles, los venidos a menos emocionalmente, buscan poder para que las otras personas les vean atractivos, simpáticos e inteligentes. Buscan poder para conquistar, para seducir permanentemente.

– ⁠Por dinero, su ambición material les hacer ver, en el poder político, el acceso a riquezas y la posibilidad de, a través del acomodo burocrático, alcanzar cargos que les permitan mantener su seguridad económica.

3.- La dopamina, la hormona del placer, es determinante en el comportamiento del ser humano. El político es dopamínico por naturaleza, busca alcanzar el poder para satisfacerse. Una vez que alcanza el poder, prueba sus mieles, siente el agasajo ciudadano, aparece en la televisión, en las redes y en las radios, busca más, cada vez más reconocimiento, más poder, sentirse más importante, más guapo, más querido, más respetado. Pronto enferman de hubris, la enfermedad del poder (endiosamiento en griego), muy bien descrita en el libro «En el poder y en la enfermedad» de David Owen.

4.- Desmond Morris, en «El Mono desnudo», menciona que las relaciones sociales tienen un límite de entre 100 y 150 personas. Quienes aspiran a sobrepasar ese límite y buscan más relaciones para ser más conocidos y populares, es porque tienen vacíos, traumas, complejos, psicopatías y falta de reconocimiento de su entorno. Es el caso de quienes se hacen políticos para alcanzar el poder.

5.- El trastorno límite de la personalidad es una psicopatía que padecen con frecuencia los políticos. Se expresa en vanidad excesiva, megalomanía (sentirse todopoderosos, dueños de la verdad) y episodios de bipolaridad (cambios frecuentes de carácter).

6.- La personalidad narcisista es una psicopatía clásica en los políticos: se consideran los mejores, los más guapos e inteligentes. Carecen de empatía y no tienen apegos ni sentimientos hacia el resto de las personas.

7.- Deben haber excepciones, toda generalización es errónea. Mi saludo a quienes aspiran a servir a la gente a través del ejercicio político y no buscan llamar la atención, sobresalir o aparecer en cuantas pantallas puedan como resultado de sus psicopatías.