Emprender y salir adelante

Alejandro Querejeta

Muchos políticos creen que los rivales son enemigos de la nación. Se ve y se palpa a diario, por ejemplo, en la Asamblea Nacional. Gracias a ello el país ha vivido hasta hace muy poco en la incerteza. Lo bueno: se saben las soluciones. Lo malo: que estas se apliquen, cuesta. Pero, por primera vez en mucho tiempo, hay esperanza de ver pronto luz al final del túnel. 

Una vez más ha quedado claro que nuestra clase política no aprende de sus errores a lo largo de nuestra historia. A pesar de posibles daños colaterales, a la “guerra antiterrorista” del gobierno se debe un vislumbre de esperanza y de certeza. Hasta hace un poco más de cien días, para muchos compatriotas era muy difícil saber de qué lado estábamos en una sociedad donde el sentimiento predominante era la decepción.

Lo cierto es que el gobierno está en minoría en la Asamblea Nacional y necesita aprobar leyes de capital importancia en lo legal, de la seguridad ciudadana, en lo laboral y, en consecuencia, la economía. Pero si los niveles de vida de los ciudadanos no mejoran, lo logrado hasta ahora sería una victoria pírrica. No hay política sin alianzas y tampoco sin consensos. Y el presidente Daniel Noboa debe seguir buscándolos.

Llueve sobre mojado: se exige actuar. Hay en el panorama político acontecimientos que se esperan a corto plazo. Ya sean en resultados positivos y ojalá que en pocos resulten negativos. Las convocatorias de referéndum y consulta popular, así como a las próximas elecciones se cuentan entre ellos.

Estos son de los mayores retos que enfrenta el país actualmente. Manipular a los votantes va a ser mucho más fácil a partir de ahora. La postura de unos y otros puede, en realidad, significar la recuperación de las esperanzas de cambio, y la certeza de que está a nuestro alcance. Se necesitan reformas sistémicas que hagan verosímil los postulados de nuestra democracia.

Conviene acabar de distinguir entre la verdad histórica y las mentiras sobre nuestro pasado. Pero hay una alternativa: jugarnos no solo el derecho a la justicia, sino también a la verdad y la decencia. Otra vez los ecuatorianos haremos nuestra la aventura de emprender y salir adelante.

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