Al-Jazeera

Mayra Aguirre Robayo

El Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación se origina en el Informe MacBride: ‘Voces múltiples, un solo mundo’ del irlandés Sean MacBride (premio Nobel de la Paz 1974 y premio Lenin 1977), acogido por la Unesco (1980) e inspirado por el Movimiento de países No Alienados (1970) con rasgos postcoloniales del hindú Mahatma Ghandi, el ‘No’ al apartheid sudafricano y  ‘No’ al sionismo israelí, entre otros.

La Revolución Cubana fue uno de los puntales latinoamericanos de las diferencias de los fluidos de prensa de masas y los cambios globales de la información digital posterior al fin de la Guerra Fría. Al parecer, es un ‘choque de civilizaciones’ como el que pregonaba el politólogo estadounidense Samuel Huntington por las diferencias de valores que superaron lo ideológico y la formación de estados-nación que criticaba a Francis Fukuyama, que desde lo platónico, avizoraba el triunfo de la civilización occidental.

Catar, actual sede de la Copa Mundial de Fútbol, es parte de estas confrontaciones. El país conocido por la explotación social, el maltrato a los migrantes, la homofobia, el irrespeto a los derechos humanos, a la libertad de prensa y a la formación de partidos ostenta un gobierno teocrático y autoritario. Obliga a los turistas a conocer el Corán.

La cadena televisiva Al- Jazeera (1996) de Doha-Catar tiene influencia en el mapamundi europeo y norteamericano con niveles de audiencia insólitas en Medio Oriente por la pluralidad de enfoques periodísticos diversos, que fue un gravitante de influencia internacional. Ha sido criticada por su tendencia a apoyar lo que Arabia Saudita y los Emiratos Árabes denominan ‘terrorismo’, por el apoyo en 2001 a Osama Bin Laden de la caída de las torres gemelas en Nueva York, en el 2011 a la ‘Primavera Árabe’ de Túnez y el apoyo al fundamentalista islámico ‘EI’ como organización estatal y a sus atacantes como mártires. La disminución de su pauta publicitaria ha obligado a Al-Jazeera a despedir 500 periodistas en varios países. Su línea editorial está en un eje ‘revolución-dictadura’.

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