Adultos mayores

Franklin Barriga López            

El envejecimiento de la población, que tiene implicaciones en casi todos los ámbitos de la sociedad, está considerado como uno de los principales desafíos globales del siglo XXI.

Frente a esta realidad y a fin de crear consciencia y vencer los estereotipos negativos y los conceptos erróneos asociados a las personas que sobrepasan los sesenta años de edad, la Organización de las Naciones Unidas ha emitido exhortaciones a los Estados para que mejoren las condiciones de los seres humanos que han llegado a la última etapa de su vida.

En esta benéfica corriente, la Asamblea General de la ONU estableció el 1 de Octubre como el Día Internacional del Adulto Mayor, que se lo viene conmemorando todos los años desde 1990, consciente de que en todos los países es cada vez mayor el número de personas en edad avanzada y con el objetivo de erradicar prejuicios sobre la vejez. Estos prejuicios no son poca cosa, ya que están arraigados incluso en la mentalidad de ciertos señalados líderes de países calificados como desarrollados, como se pudo colegir de ciertas declaraciones, desenfocadas y completamente carentes de humanidad, que ubicaron a los viejos como desechables, cuando la pandemia del Covid-19 estaba en su mayor auge.

Los viejos, al igual que los niños, jamás deben ser considerados marginales. Por todo concepto tienen que ser respetados, primeramente, a fin de que puedan disfrutar de los cuidados y la protección de la familia y de la comunidad.

Se ha dado a conocer oficialmente que, en nuestro país, cerca de un millón doscientos mil adultos mayores viven en pobreza y pobreza extrema, lo que refleja las condiciones deplorables en que se debate este significativo segmento de la población, que merece trato prioritario, aún más si se considera que nos encontramos en la Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030), que estableció la misma ONU.