Atentos a las lecciones de Guatemala

Guatemala es hoy el centro neurálgico de Centroamérica. Es el país más poblado y con la mayor economía de la región; el curso que tome dictará el ritmo a sus vecinos. Al mismo tiempo que su democracia lucha por sanearse y fortalecerse, debe lidiar con la influencia de la dictadura trasnochada que se instauró en Nicaragua y con el autoritarismo que impuso Nayib Bukele en El Salvador. Por su posición geográfica privilegiada, Guatemala resulta además un punto estratégico tanto para las rutas del narcotráfico como para la migración irregular de todo el continente, y la lucha contra el crimen organizado es un punto determinante de la agenda. Las similitudes con Ecuador saltan a la vista.

La llegada del presidente Bernardo Arévalo constituye un hecho alentador para las fuerzas democráticas guatemaltecas. Ajeno a los sectores tradicionales del poder, el nuevo mandatario tuvo que enfrentar inmensos obstáculos a su posesión. Las fuerzas que se resisten son las mismas que han permitido hechos tenebrosos, como el encarcelamiento del director de periódico José Rubén Zamora —víctima de persecución política y tortura, sin derecho a la defensa ni a presentar pruebas— desde hace 18 meses. Fue él quien denunció la consolidación de un “narco clepto autoritarismo” que, paulatinamente, ha infectado a las instituciones del Estado y transformado el comportamiento de la población.

El gobierno de Arévalo, de la mano de su ministro de Gobernación Francisco Jiménez, buscará poner fin a las extorsiones generalizadas para reactivar la economía, así como cerrarle el paso al narcotráfico. Esperan así restaurar la confianza en el Estado. Ecuador debe estar atento a las lecciones que deje.