Laureados

Juan Gelman ganó el Premio Cervantes de Literatura 2007.
Juan Gelman ganó el Premio Cervantes de Literatura 2007.

Juan Gelman: el poeta del dolor

Juan Gelman (1930), poeta argentino, fue el ganador del Premio Cervantes de Literatura 2007, considerado el Nobel de las letras castellanas, y, como casi siempre sucede en estas lidias, dividió las opiniones entre los que aplaudieron a rabiar, quienes se sintieron sorprendidos y, por supuesto, aquellos que confiesan no conocerlo.

La edición cervantina del 2007 se perfilaba difícil. Para muchos se decidiría reñidamente entre tres nombres: el uruguayo Mario Benedetti, el chileno Nicanor Parra y el propio Gelman, sin demeritar la obra de los otros dos candidatos: la peruana Blanca Varela y el mexicano José Emilio Pacheco.

El veredicto a favor de Gelman puede sustentarse en el hecho de que está considerado el poeta argentino de mayor prestigio y el más premiado de su generación, la de los años 60-70. El Premio de Literatura Juan Rulfo (Latinoamérica y el Caribe), Nacional de Poesía argentino, Iberoamericano de Poesía ‘Pablo Neruda’ y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, son galardones que mucho pesan en la trayectoria de cualquier escritor.

Pero el jurado calificador, conciente de la segura polémica que su decisión despertaría, destacó en Gelman un rasgo que pareciera darle cierta ventaja sobre sus contendientes: su compromiso social, que “nunca le llevó a abdicar de su compromiso con la poesía», según consigna el acta, aunque entre los otros candidatos, por ejemplo, al mismo Benedetti le cabría semejante singularidad.

Para críticos como Eduardo Milán (Uruguay, 1952), “la poesía de Gelman es una de las experiencias materiales más profundas de la poesía latinoamericana del siglo”, según expresara en la presentación del libro ‘Pesar todo’, del poeta argentino, durante la reciente Feria del Libro de Guadalajara, México.

Gelman, de familia judía, heredó las ideas izquierdistas de sus padres, simpatizantes de la Guerra Civil Española y el comunismo ruso. Sin embargo, el poeta se alejó del partido comunista argentino que en acto de histeria dogmática le reprochó que mencionara en uno de sus poemas a “Old Park y Dakota, y no a Argentina”…

La dictadura

En los versos de Gelman se advierte la huella del espanto por la dictadura y los temas que lo han obsesionado son: la infancia, el amor por la mujer y la revolución.

Exiliado desde 1975, con el golpe de Estado de 1976 su vida quedó trastornada. Mataron a su hijo y desaparecieron a la nuera española que estaba embarazada, a quien llevaron a Uruguay donde engrosó la lista de los 30 mil desaparecidos por los militares argentinos. La nieta fue adoptada por la familia de un militar uruguayo, hasta que Gelman la encontró a los 23 años. Con toda justicia declaró en una ocasión: “Todo ese dolor ha pasado a mi literatura”.

Sobre su alejamiento del partido comunista y la caída del sistema socialista mundial ha confesado que “tenía claro que las cosas no marchaban en la Unión Soviética. Cuba estaba mucho más próxima, pero tampoco las cosas han ido bien. Es más difícil entender qué pasa con China. Lo que sigue siendo un enigma, y el gran problema es cómo construir una democracia con participación de la gente. Eso es algo que está por inventar.”

Juan Gelman recibirá el Premio Cervantes el próximo 23 de abril. A continuación una selección de sus poemas.

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Oración de un desocupado

Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.

Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello

La puerta

Abrí la puerta/amor mío
levantá/abrí la puerta
tengo el alma pegada al paladar
temblando de terror

el jabalí del monte me pisoteó
el asno salvaje me persiguió
en esta media noche del exilio
soy yo mismo una bestia

Sefiní

Basta por esta noche cierro
la puerta me pongo
el saco guardo
los papelitos donde
no hago sino hablar de ti
mentir sobre tu paradero
cuerpo que me has de temblar

El juego en que andamos

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.

Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.

Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.

Mi Buenos Aires querido

Sentado al borde de una silla desfondada,
mareado, enfermo, casi vivo,
escribo versos previamente llorados
por la ciudad donde nací.

Hay que atraparlos, también aquí
nacieron hijos dulces míos
que entre tanto castigo te endulzan bellamente.
Hay que aprender a resistir.

Ni a irse ni a quedarse,
a resistir,
aunque es seguro
que habrá más penas y olvido.