Hace un par de años la ciudadanía estaba alarmada por los rayos de microondas emitidos por las torres de control de los teléfonos celulares No se alertó, sobre este mismo peligro, por los rayos emanados de los propios teléfonos celulares, que todos los días los llevamos ceñidos a nuestro cuerpo.
El científico inglés Roger Coghill argumenta que las microondas producidas dañan el cerebro, lo que se traduce en dolores de cabeza, alteraciones en la memoria y cáncer (‘Creces’, abril 1, 988, pág.10).
Alan Preece y sus colegas de la Universidad de Bristol dicen que en sus estudios no encontraron estas alteraciones. Michael Repacholi, investigador del Royal Hospital de Adelaide, en Australia, comunicó que después de exponer ratas durante 18 meses a microondas semejantes a las de un teléfono celular, éstas incrementaron notablemente la frecuencia de linfomas, en comparación al grupo de control que no se expuso.
La Organización Mundial de la Salud liderada por Ripacholi, van a investigar este dilema. Los 2 mil millones de usuarios a nivel mundial, requerimos de una respuesta idónea.
*Teléfonos: 02 2411035 / 02 2565269