ALARMAS

En 1982 sólo los perros cuidaban los vehículos de sus amos.
En 1982 sólo los perros cuidaban los vehículos de sus amos.

La alarma del vehículo es un invento moderno

Fausto Díaz jamás pensó terminar como vendedor de alarmas y repuestos para vehículos. En 1982, cuando tenía 22 años, nadie sospechaba que los sistemas de seguridad se convertirían en un buen negocio.

En ese entonces, claro está, no habían los sistemas de alerta vehicular que hoy todos conocemos. Sólo existían alarmas de protección para viviendas.

Aunque, cierto es que en 1982 los delincuentes no estaban tan especializados como los de hoy, y los vehículos no tenían piezas tan atractivas como el apetecido ‘cerebro’.

Un negocio lucrativo

“Ahora, vender alarmas para vehículos sí es lucrativo”, dice Díaz, quien comenta que un sistema básico de alarma cuesta 105 dólares más IVA, mientras que un ‘full’ vale casi 150 dólares.

“Yo vendo un promedio de cuatro alarmas por mes”, dice el comerciante, quien sabe que ni el sistema más perfecto se salva de los amigos de lo ajeno. Por esto, comenta, las alarmas y sistemas de protección de vehículos deben innovarse constantemente.

Un ejemplo de esto son los sistemas de monitoreo, bloqueo, rastreo y recuperación de vehículos que, actualmente, promocionan empresas como Hunter y Carlink. Algunas de estas, incluso, tienen sistemas de control satelital que permiten encontrar un vehículo robado dentro y fuera del país.

Empresas de seguridad

1982
Las empresas Tevcol y Wakenhut estaban ya más de diez años en el mercado, pero su campo de acción sólo se limitaba al traslado de dinero y a dar seguridad en algunos edificios. Laars recién comenzaba a funcionar.

2007
El cambio ha sido radical en este negocio. Hoy en Quito funcionan más de 200 empresas de seguridad, las mismas que operan hasta en cafés y pequeños locales.