‘Big money’

La captación de dinero ilegal desde el punto de vista económico es una falacia; una consecuencia de la desesperación durante la pandemia y el resultado de la mala educación financiera de la gente; una forma populista de retener capitales a base del engaño público con una propia estrategia diseñada sobre la confianza, el empobrecimiento y la fragilidad normativa de un país. El drama aparece cuando las cifras ya no cuadran y el dinero entregado ya se ha perdido.

En Quevedo aparece un militar, un sargento, que dice doblar el dinero que le entregan en ocho días. Un juego piramidal al que denomina ‘Big Money’ y activa un modelo de premios e ilusiones desde un supuesto fondo de inversiones y pago de intereses a ingenuos depositantes. A diferencia de la historia del Notario Cabrera de Machala, quien llegaría a manejar unos USD 800 millones durante 13 años, hasta el episodio no aclarado de su muerte, Miguel Ángel Nazareno Castillo utiliza la mensajería demagógica del teléfono móvil para direccionar la voluntad y codicia de sus usuarios; y se adapta a la incertidumbre y miedos de la avasalladora pandemia.

Lo insólito es la pasividad de las autoridades frente a las supuestas instituciones financieras que ofrecen importantes ganancias, la demora de los organismos de control en reaccionar a lo denunciado en un club de Quevedo y la muchedumbre de incautos que se enfrentó contra la Policía cuando se realizaba un operativo de indagación y allanamientos. No tiene sentido explicar la captación ilegal de dinero sin analizar las lavanderías de dinero, los tentáculos del narcotráfico y la delincuencia callejera. Lo que sí sabemos, o sospechamos, es que los sistemas bancarios y de cooperativas tienen que revisar sus tasas de interés para dinamizar el ahorro. La reactivación económica empezará con más y nuevos emprendimientos. Asimismo, la rentabilidad empresarial se fortalecerá con el aumento de muchas plazas de trabajo.

En fin, los gobiernos y autoridades tienen que entender la importancia del contacto directo con la población. En la era digital y de redes sociales no cabe solo informar la promoción de obras, sino orientar la angustia del ciudadano. Por necesidades sin respuesta rápida y de comunicación nacen ‘nazarenos’, magos del ‘big money’.

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