La ‘Estatal’ centro del huracán

LUIS COELLO KUON YENG

La Universidad de Guayaquil, conocida como la ‘Estatal’, es el centro universitario que alberga el mayor número de estudiantes del país. Siempre se debe ser grato con los centros educativos que nos enseñaron, nos formaron y nos permitieron, a través de sus docenes, ser lo que somos. Con hidalguía y orgullo mencionamos que ese centro universitario es nuestra Alma Máter. En la Universidad hay una clara consigna, vamos a prender a ser profesionales. Vamos a educarnos para ser personas de bien ejerciendo la profesión que elegimos para desempeñarla.

Cómo no recordar a aquellos docentes que fueron, con sus clases, esenciales en la formación académica. Recorrer los pasillos de sus facultades en especial la nuestra, nos llena de nostalgia por el pasado y felicidad por el presente logrado. Sin embargo, los actos vandálicos en los cuales salieron afectados vehículos al ser detonados, esto traduce una cruenta realidad en la que está sumergido ese centro académico: corrupción y enquistamiento de ideas caducas que esquilman el progreso de la Universidad y lo que se desea es gobernar a la usanza vandálica para manejar recursos provenientes de actos que distan mucho de ser honestos, claros y diáfanos.

La intervención para sacar del ostracismo a la ‘Estatal’ no ha dado ningún resultado satisfactorio. Fue administrada para que resurja, pero no se sucedió tal propósito. No ha existido la convicción de mejorar ni tampoco ha existido la posibilidad de maniobrar algo a favor de ella, si tenemos en consideración las camisas de fuerza de carácter administrativo. Así tenemos que La Contraloría detectó que el personal administrativo también cumplía funciones de docencia, percibían doble remuneración y no se presentaron documentos de sus horarios de trabajo ni de su perfil como docentes, entre las irregularidades más destacadas.

La actual Comisión de Intervención y Fortalecimiento Institucional detectó contratos de obras con sobreprecios, anticipos a destiempo, prórrogas ilegales y proyectos sin estudios técnicos. Un ejemplo es la construcción de edificios administrativos y aulas en la Facultad de Medicina y Zootecnia a un costo de 6 millones de dólares, de los cuales se anticipó a la empresa constructora 3 millones y lo construido representa solo un valor de 14.037 dólares. La plana docente es otro lío, impagos al Seguro Social, se adeuda al IESS cerca de 15 millones de dólares. Urge que la Universidad de Guayaquil sea lo que siempre debe ser un ente de formación, aislada de la corrupción.