Esta tradición se desarrollaba en los cantones lojanos Calvas, Espíndola, Sorozanga y Quilanga.
Redacción LOJA, LAHORA
Los pueblos originarios del sur tenían entre sus conmemoraciones más tradicionales la ‘landa’ o ‘tusa’, que tenía que ver con el corte del cabello por primera vez a un niño.
Antes de realizarle la ‘tusa’ al niño, los padres de familia debían cuidar minuciosamente el pelo, porque de su calidad dependía el grosor de las trenzas. Además eso iba a determinar cuántas personas podían ser invitadas.
En este ritual los papás llamaban a sus familiares y amigos y organizaban una gran fiesta, donde cortaban el pelo al niño. Antes de la ceremonia se le elaboraban varias trenzas, unas finas y otras más gruesas. Los asistentes tenían la opción de cortar una trenza de acuerdo con la cantidad de dinero que entregaban al homenajeado. Así, a mayor cantidad de dinero más gruesa era la trenza.
Luego de esta actividad, los papás retiraban al festejado con el dinero recaudado y procedían a brindar comida y guarapo (bebida de caña fermentada) a los invitados, quienes luego confraternizaban en un baile.
Estas actividades eran típicas en las localidades de Calvas, Cariamanga, Sorozanga, Gonzanamá, Quilanga y Espíndola.
Listos para conmemorar el capillo
Después de que se llevaba a cabo la ‘tusa’, los niños estaban listos para celebrar el capillo, que es una celebración que se daba luego de que era bautizado el pequeño y en la que los padrinos eran los privilegiados en todo. Allí servían unos enormes platos de comida.
Estos rituales están casi extinguidos, aunque en comunidades lejanas como Chinchanga y Jimbura todavía se practican. (EVLL)