China

Eduardo Naranjo Cruz

País distante, desconocido para muchos, se transformó en líder ajustando cuerda hasta ser competencia de Estados Unidos. Criterios sesgados satanizan la estrategia de esta nueva potencia, asumiéndola como amenaza ahora que arrebata el dominio de Occidente, en los mercados mundiales con productos de calidad, que hace 30 años eran bastante malos.


Negociar con China no es fácil, son gente inteligente, observadores y de experiencia, guiada por su filosofía ancestral y la dolorosa historia de la invasión japonesa y antes el dominio del imperio británico. Los chinos son un pueblo de trabajo intenso y hoy están primeros en el avance científico, la revista Nature señala que en el último año sus científicos publicaron el mayor número de artículos y dice que esa élite está motivada porque tienen “el dinero, la ambición y la innovación en la investigación”.


China está a la vanguardia de la tecno-genética, tiene avances en el espacio exterior y grandes logros en física cuántica, lo que demuestra que China es un país de gente con tenacidad por alcanzar sus metas, una de ellas dominar el mercado mundial y para ello han hecho sutiles alianzas con poderosas transnacionales y una de sus prioridades es la cuenca del Pacífico donde nosotros tenemos la cara puesta. Colegas periodistas chinos nos demostraron que la visión de China no es guerrerista ni imperialista sino de amistad, entendiéndose esto como reciprocidad de las partes involucradas, lo que sería un indicador de que la supremacía china no afectaría nuestro mundo y su democracia.


La investigación histórica de Toynbee, analiza el movimiento circular de las civilizaciones, que van de este a oeste, ahora es el turno de China, India y Australia, con el descenso de las precedentes, que empezaron a contarse desde el imperio persa.


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