El ser humano no comprende que conservar y no alterar el ecosistema nos genera una mejor calidad de vida y larga duración al Planeta, pero la ambición desmesurada, la acumulación de tierras en franca complicidad con los Estados, hace que la Naturaleza genere desastres que, indudablemente, son invitados por la mano del hombre escondida en grandes empresas cuyo único fin es enriquecerse sin importarles el costo natural y humano que ocasionan.
En el año 2021, el mundo ha tenido que soportar casi todos los desastres naturales que existen, muchos de ellos por la acción u omisión de personas que tienen el deber y responsabilidad de prevenir, pero que no lo hacen porque poco les importa y conocen, así como también, por los negociados que se dan bajo la mesa. El tifón Rai que se generó en el Caribe de nuestro Continente americano, cuyo paso lo hizo por nueve islas, siendo la más afectada Filipinas donde hubo alrededor de 370 fallecidos y cerca de un millón ochocientas mil personas damnificadas; fuertes inundaciones se dieron en el continente europeo, como fue en China, la India, al tiempo que al otro lado del Planeta las sequías hacían de las suyas, sin olvidarnos de los incendios forestales que mayormente fueron provocados. Feroces ciclones como el Kimi, Nirán, Seroja, y un sinnúmero de tornados que dañaron varias poblaciones de los Estados Unidos; pero, el 2021 fue el tercer año con más tormentas tropicales en el Atlántico. Y, no podemos dejar de señalar lo sucedido en nuestro Ecuador, donde la bella ciudad de Zaruma, ubicada en la provincia del Oro, fue víctima de los socavones que asustaron a toda la población, pero que esto fue debido a los túneles que atraviesan y se encuentran debajo de la ciudad, sin descartar las actividades mineras que durante años sufre este sector por la explotación del oro, esto, debido al modelo de acumulación capitalista.