Educación, una solución universal

Desde el pasado domingo Israel ya no exige a su población el uso de mascarillas al aire libre. El resto del mundo observamos con gran júbilo este tipo de noticias que nos hacen creer en un final del coronavirus no tan lejano. Si bien es cierto, Israel no es el primer país que logra acercarse a tan ansiada normalidad. Países como Nueva Zelanda, Taiwán, Singapur, entre otros, desde hace unos meses atrás se han destacado por su envidiable manejo de la pandemia.

Las medidas que han llevado a cabo estos países en su lucha contra el coronavirus son diversas: tales como medidas de confinamiento focalizadas, adecuado rastreo de contagiados, planes de vacunación, etc. Sin embargo, ello no explica cómo medidas similares no obtienen el mismo resultado en otros países, ni tampoco el que estemos viviendo en uno de los momentos más críticos desde el inicio de la pandemia. Tal es el ejemplo de Chile o EEUU, países con un gran porcentaje de su población vacunada, pero en los que en el último par de meses se han visto muy golpeados en cuanto a número de contagios y muertes.

Para intentar explicar un poco este fenómeno, un reciente estudio publicado en la Psychological Science menciona la importancia del entendimiento científico que tenga el público de la pandemia. Se observó que los países que obtenían una mejor puntuación en el Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA), sobre todo en ciencias y matemáticas, son los que hoy en día están más cerca de volver a la normalidad. Y es que, una población educada se verá menos propensa a creer en noticias falsas, sabrá la importancia de llevar a cabo todas las medidas de prevención, y apoyará las medidas de su gobierno para combatir la pandemia (y no las objetará aludiendo que atentan contra su “libertad”).

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