Flagelum malum est

Orlando Amores Terán

La organización criminal narco-comunista genera incendios sociales, cuyos flagelos han destruido Cuba, Nicaragua, Venezuela, Argentina, sus llamas malignas están por alcanzar Chile, México y Ecuador.

Cuando hay un incendio, todos debemos unirnos para apagarlo. Neutralizar narco-comunistas, es evitar un flagelo maligno. Alberto de Brandeburgo, un señor feudal, deseaba un obispado y necesitaba 29.000 ducados que los pidió prestados a los Fuller; al no tener para devolverlos, el Vaticano le envió a su territorio, predicadores, a vender indulgencias para sacar del purgatorio a los muertos, con la condición que el 50% destine a pagar el préstamo y el resto para la reconstrucción de la Basílica de San Pedro.

Ese negocio medioeval fue copiado por el narco-comunismo. No vende indulgencias, sino mentiras, a través de múltiples cargos públicos, por eso proliferan las instituciones burocráticas, en poder de familias de esbirros, mediocres, apropiados de la administración pública, que pasan de un cargo a otro, para que la organización criminal no pierda el control.

No importa si son ineptos, imbéciles, ladrones; lo que interesa es que sean leales, sumisos y serviles al régimen; la banda criminal gana, porque los que pagamos a través de la extorsión y el robo de nuestros ahorros, que lo denominan «impuestos, tasas, contribuciones, permisos»; somos el pueblo.

Ese es el narco-comunismo, la transpolación de los abusos de la edad media, a la época actual, para lo cual secuestraron las palabras pueblo y democracia, para referirse a su organización criminal y a su régimen totalitario. Cuando afirman: «ahora manda el pueblo», significa que son ellos quienes tienen el control. Cuando aseguran: «al fin, se respira democracia», están diciendo, hemos impuesto nuestro régimen.

Solo cuando perdemos la libertad, entendemos su concepto, es el poder cognoscitivo de la ausencia; llegamos a conocer, cuando ya no está. ¡Reacciona! No elegimos un presidente, elegimos el restaurador de la República destruida durante la década infame. ¡Mi Patria primero!

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