Forgotten Arm en su primer trabajo demuestra una colaboración con varios matices musicales.
CARLO CELI
El baterista Andrés Benavides y el bajista de Nick Jost se juntaron para formar Forgotten Arm, proyecto musical que lanzó el EP ‘Quilotoa’, primer trabajo del dúo en formato cassette.
Este trabajo contiene dos ‘tracks’: ‘Post-Reggaeton’ (Lado A) y ‘Quilotoa’ (Lado B), con una duración de 20 minutos aproximadamente cada uno.
Cada tema es distinto y sobresalieron entre varias sesiones musicales que realizaron los dos músicos, aunque ambas grabaciones se complementan en un solo enfoque sonoro.
Aunque, a primera vista ‘Post-Reggaeton’ tiene características futuristas y ‘Quilotoa’ se presenta más minimalista, quisimos preguntarle a uno de los creadores de esta producción, Andrés Benavides, cómo se logró este primer trabajo del dúo.
¿Cuál es la historia? ¿Cómo se dio el encuentro entre tú y Nick y por qué llegaron a colaborar juntos en este trabajo?
El nexo lo hizo Annie, la ahora esposa de Nick, con quien tengo amistad desde hace años. Cuando regresó a Quito, después de estudiar en NYC, me contactó, me dijo que Nick venía a visitarla; ella quería que nos conozcamos y hagamos música. No teníamos planeado crear un proyecto, menos aún lanzar discos, tampoco sabíamos mayor cosa el uno del del otro, excepto que yo conocía a Baroness, una de las muchas facetas de Nick como instrumentista. Es loco pensar en la idea de improvisar música con alguien a quien nunca has visto en tu vida. Es un poco como lanzarse al vacío.
¿La idea del sonido que tiene el EP se dio en el transcurso de las sesiones que tuvieron o fue algo planeado previamente?
La única idea preconcebida fue que Nick propuso pasar mi batería por efectos que el manipularía, hizo lo mismo con su bajo y pasamos todo por una grabadora Tascam para cassette, máquina popular en la década de 1990.
¿Cómo fue la dinámica de composición entre tú y Nick? ¿Se acoplaron fácilmente? ¿Cuál fue el punto musical común que encontraron ambos para que la creación fluya?
El sonido que logramos nos fue dictando hacia dónde ir. Recuerdo que lo primero que salió fue un tema de funk de 20 segundos y al final solo estallamos a reírnos. Había una conexión especial y nos dimos cuenta desde el comienzo.
EL DATO
Nick Jost es parte del proyecto musical Baroness. Estuvimos durante tres días improvisando de la misma manera y grabando todo en la Tascam. Nick ponía el lienzo con los efectos que lograba y las imágenes se pintaban casi solas, sin esfuerzo. Nunca hablamos sobre qué dirección tendría la música
La primera parte, ‘Post-Reggaeton’, tiene un estilo sonoro futurista. ¿Cómo describes el sonido del lado A y por qué el nombre de Post-Reggaeton?
(Risas) Post-Reggaeton es un término que me inventé, solo porque pensé en que nadie lo había usado aún. Es un chiste recurrente con algunos de mis panas. Siempre digo que voy a hacer una banda de post-reggaeton y ahora tenemos un disco con ese nombre. No hay que tomárselo muy en serio.
La segunda parte, ‘Quilotoa’, es más experimental y minimalista. ¿Por qué se la concibió de esta forma?
Quilotoa salió luego de un viaje que hicimos con Nick y Annie a ese mágico lugar. Lo compuso Nick y lo grabó en estudio allá en EE.UU.
¿Para ti y Nick es importante la recuperación de formatos, como el cassette? ¿Encuentras en este una sonoridad distinta?
Yo crecí muy cerca de los cassettes. Cuando era muy niño, grababa mis propios ‘álbumes’ en una máquina que tenía mi papá, haciendo ruidos con la boca y golpeando un escritorio. Luego, en mi adolescencia, fue mi principal forma de conseguir música. En los años 90 muchos creamos colecciones de discos compartiendo y grabando de los amigos. Luego usábamos las 4-track para grabar demos con nuestras primeras bandas. Me hizo total sentido sacar este disco en ese formato.