Con el auditorio lleno de familiares, colegas y pupilos, Jorge Núñez Grijalva, prorrector de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador sede Ambato (Pucesa) recibió el reconocimiento Dr. Vicente Rocafuerte por parte de la Asamblea Nacional.
El legislativo otorgó este mérito educativo, por su remarcable trayectoria, que más allá de logros académicos y laborales, que son varios, ha cultivado un valioso aprendizaje forjando un ser humano sincero, que durante la ceremonia compartió parte de su vida.
Tras la entrega del galardón, Jorge Núñez Grijalva hizo mención, de que si bien el transitar de años por las aulas le ha dado facilidad de palabra, en ese momento fue particularmente difícil hablar.
TOME NOTA Jorge Núñez Grijalva es parte de más de cinco organizaciones académicas
Sus inicios
Durante el discurso relató el comienzo de su descubrimiento personal, a través de la afición que compartía con su abuelo, el andinismo, allí dijo “aprendí que la más dura competencia es con uno mismo y el valor del trabajo en equipo”.
Para definir su pasión académica, tras graduarse como bachiller, se tomó un tiempo de reflexión y decidió inscribirse en el ejército ecuatoriano “que me inculcó amor y respeto por la patria. Así como disciplina, fortaleció mi carácter y clarifico mi pensamiento”.
TOME NOTA Jorge Núñez Grijalva ha aportado con conocimientos y trabajo en universidades nacionales e internacionales como la Universidad Católica de Argentina.
Tiempo después, con 21 años, decidió ingresar a la universidad. En ese momento él se encontraba laborando, lo que le permitió costear los gastos de su formación de tercer nivel; allí conoció a “una singularmente bella compañera de clase, llamada Priscila Viera” con la cual formó una familia.
Luego de graduarse laboró en empresas privadas aplicando los conocimientos adquiridos en las aulas de clase y con el paso del tiempo, recibió una oferta de la Universidad Técnica de Ambato (UTA) para ser docente.
CIFRA
- 34 Publicaciones académicas entre libros y artículos las realizó Jorge Núñez Grijalva
“Dicte mi primera clase a estudiantes de último año de administración de empresas, a estudiantes mayores a mí y con más experiencia laboral. En estos inicios tenía grandes inseguridades, quizás porque el aula se había transformado en algo totalmente desconocido. Pero decidí vencer mis miedos y convertir mis debilidades en fortalezas”.
A partir de ahí, el amor por la docencia nació y creció, “ser maestro exige tener pasión, sin importar el esfuerzo desplegado y sin esperar recompensas”.
Recalca el valor de la responsabilidad de las palabras y actos como educador, ya que “en la gran mayoría de ocasiones los maestros llegamos a convertirnos en amigos de los estudiantes, lo cual nos otorga la posibilidad implícita de complementar, con respeto y sensibilidad, la formación en valores”. (GS)
EL DATO Durante la pandemia de covid-19 la Pontificia Universidad Católica sede Ambato redujo el 25% en el costo de carreras de grado y posgrado