Petrona: ‘Se quiere más a los nietos’

Petrona tiene 47 años, cinco hijos y ahora cría a su nieto.
ABUELA. Petrona tiene 47 años, cinco hijos y ahora cría a su nieto.

Es difícil escuchar la voz de Petrona, que se mezcla con el ruido matutino del comercio ambateño. Hombres y mujeres gritan al ofrecer sus productos: mandarinas, pantalones, almohadas, detergente, mascarillas, que ahora, ya no todos las usan.

Petrona, es parte de los cientos de comerciantes informales que rondan el centro de Ambato. La mujer ocupa un pedazo de suelo sobre la calle Juan Benigno Vela, cerca del mercado Modelo.

Todos los días desde las nueve de la mañana, coloca su paraguas de gamuza roja, en donde exhibe los aretes dorados con múltiples colores, que vende desde hace tres años.

Junto a la mujer, hay un niño pequeño jugando. Se da de botes en el suelo. Petrona lo sostiene para que no se vaya muy lejos. A ratos, lo entretiene con unos audífonos y el celular.

“Él es mi nieto, está creciendo conmigo, porque la mamá trabaja y yo lo cuido desde que tiene tres ‘mesecitos’”, cuenta Petrona.

La abuela, tiene 47 años y crió a cinco hijos que ahora tienen: 29, 26, 24, 22 y 15 años. Un varón y cuatro mujeres. Y todavía no puede jubilarse del oficio de ser mamá, ahora es abuela madre.

Su pequeño nieto de un año ocho meses le dice “mamá”. “Es duro, es sacrificado, yo ando cargada a un lado al niño y en el otro la maleta, que es pesada por los fierros del paraguas”.

Petrona recuerda que de la misma forma crió a sus cinco hijos, antes vendía cd´s, pero como los tiempos cambiaron, este negocio dejó de ser rentable.

“Recorría las calles, cargada a mis hijos, así como  a mi nieto, andada de la mano, jalando yo solita”, dice Petrona.

El padre de los hijos siempre estuvo, pero ella los crió, “los hombres no son igual, los hijos no le siguen igual al papá que a la mamá. Si les da cariño o amor, le siguen sino, no”.

La mujer permanece en su puesto por casi 10 horas, se queda hasta las siete de la noche, esperando que su hija, la mamá del bebé salga del trabajo.

“A veces no se vende nada, pero igual tengo que comprar almuerzo. Él come bastante. Si sobra como yo, sino no como”, dice la abuela.

A pesar del sacrificio que representa criar a su nieto mientras trabaja en la calle, Petrona está contenta porque lo ama mucho. Dice que el amor de una abuela a su nieto, es distinto del amor a un hijo.

“Se quiere más a los nietos que a los hijos”.