Ignominia

José Naranjo

Afrenta sin nombre a la fe pública es lo que sentimos los ecuatorianos al enterarnos que después de tres años del terremoto ocurrido en Manabí y Esmeraldas cuando aún muchas de las obras emergentes que debieron llegar a los damnificados de aquella desgracia nunca se hicieron o se hicieron mal, sobreprecios mal uso y desvío de los fondos que los ecuatorianos aportamos con la subida temporal del IVA y el porcentaje de los sueldos descontados a empleados públicos y privados que decretó el gobierno para ese fin; acordémonos del noble gesto de la ciudadanía al enviar ayuda de toda índole para los conciudadanos en emergencia y de lo cual también se conoció que se quiso aprovechar publicitando políticamente en favor del régimen y su partido. Hasta el día de hoy mucha gente está todavía en carpas y las infraestructuras que merecían la premura requerida como son subcentros de salud y hospitales; lo que si se conoce que tuvo prioridad es el incumplimiento, el sobreprecio y la falta de honestidad en los contratos de reconstrucción que como ya sabemos era moneda común en la administración de todo cuanto caía en mano de muchos de los funcionarios del gobierno anterior; si fueron capaces de burlarse de la desgracia de los conciudadanos afectados por esta dura realidad que les presentó inesperadamente la naturaleza, menos iban a reparar en el daño que se podía derivar de haber otorgado el asilo político a Assange motivado tan solo por el egocentrismo pretencioso y un afán de protagonismo en el concierto geopolítico internacional de una cúpula trasnochada que nos gobernó, lo cual como vemos ha derivado en introducirnos en una guerra cibernética de la cual seguro no saldremos bien librados, ya que no contamos con la tecnología adecuada para enfrentarla, además de conocer los ingentes recursos económicos que nos ha costado sostener esta ignominia verdeflex.