Mujeres trans son violentadas en la calle

Aún existen ataques homofóbicos hacia personas con diferente orientación sexual. En Ambato, las chicas ‘trans’, han sido agredidas por ello.
ILUSTRACIÓN. Aún existen ataques homofóbicos hacia personas con diferente orientación sexual. En Ambato, las chicas ‘trans’, han sido agredidas por ello.

Pensar en la prostitución como el oficio más antiguo del mundo, parecería imaginar solamente a mujeres ejerciendo esta labor. Pero al hablar de mujeres trans, probablemente la percepción del tema cambie.

Todo a partir de los prejuicios sociales que de por sí ya estigmatizan a este grupo de personas, que solo buscan aceptación y respeto, en medio de las taras y prejuicios que aún existen en la sociedad.

Shirley, como llamaremos a una de nuestras protagonistas, es una mujer transexual que labora en las calles de Ambato prestando servicios sexuales en las noches y cuando así su “agenda” se lo indica.

“Vivo de esto desde que tenía exactamente 17 años. Antes de eso yo residía en la ciudadela La Chala en Guayaquil con mi familia, pero, decidí irme una vez que le conté a mi familia sobre mi orientación sexual. Es que mi papá no lo tomó bien y empezó a tratar mal a mi mamá por esto. Creo que la falta de educación hizo que culpara a mi madre de lo que soy, así que decidí irme”, dijo con la voz entrecortada.

Y es que el dolor del rechazo de su padre, y el poco apoyo de su familia, a pesar del tiempo, dice, aún la entristece.

 

TOME NOTA
La comunidad trans ha convocado a una ‘fotografiada dominical’ para el 
domingo, 28 de noviembre de 2021, a las afueras de la Basílica del 
Voto Nacional en Quito.

 

Para Shirley, la vida en las calles fue dura. Entre su lucha interna por no sentirse a gusto con su cuerpo, los prejuicios sociales y el hambre, pasó de vender dulces y mendigar en las calles, a prostituirse.

“La experiencia no fue agradable”, lo dice ella a partir de los maltratos y algunas desagradables acciones vividas.

“Yo ahora me invierto sabe… he logrado salir adelante gracias a esto. Debo y tengo que mantenerme sola porque si no lo hago yo, quién lo haría por mí… nadie… así que, lo que venga es lo que toca aguantar, aunque a veces me he sentido en peligro por encontrarme con gente que es mala, hombres que están con una y luego la insultan. En una ocasión me contrataron para un servicio y lo que hicieron fue agredirme, eso me pasó en Milagro. Me hospitalizaron. Son de las cosas que pasan, no seguido, pero pasan, todas estamos expuestas. La Policía no siempre es un apoyo porque nos miran mal también y nos tratan con rudeza”, agregó mientras tomaba una liga para sujetar su cabello.

“Somos seres humanos, la gente no tiene idea de lo que cada una pasamos, aquí hay historias, hay familias detrás de cada una de nosotras. El haber escogido un género con el que nos sentimos a gusto, no nos vuelve de otro planeta, merecemos el mismo respeto que cualquier otra persona. No le hacemos daño a nadie ni con nuestra apariencia ni con el trabajo que hacemos”, insistió.

 

CIFRA: 32 GÉNEROS han sido delimitados hasta 2016, por grupos activistas, 
defensores de la diversidad y visibilización, a nivel mundial.

 

Riesgos y miedo

Al filo de una ventana, sentada, con sus curvas pronunciadas y llamativa belleza, así estaba Sonia, nombre protegido, en una de las calles alrededor del mercado Central.

Esperaba a su siguiente cliente. Su trabajo es prestar servicios sexuales, lo hace desde que tenía 15 años. Salió de su natal Colombia donde inició el oficio, tras haber decidido que su género no era con el que vino al mundo. Para ella, el trabajo en las calles no le ha resultado difícil, pero, el lidiar con la discriminación y la homofobia, sí.

“Un día, de la nada, un hombre apareció y me dio un puñetazo en la cara. Tras agredirme me insultaba con epítetos groseros. Hay personas también que pasan y me llaman marica, que vuélvete hombre, y cosas así”, contó indignada. Sonia dice pertenecer a una asociación que le permite laborar durante el día, no así Shirley, quien solo trabaja durante la noche. (MAG)

 

Evidente intolerancia

En Quito el 22 de noviembre de 2021, la actriz Gabu Córdova y dos de sus amigas, llegaron desde Cuenca a la Capital y fueron a la Basílica del Voto Nacional donde querían hacer bonitos recuerdos.

Cuando se estaban tomando fotos, un encargado de seguridad de la iglesia les dijo que no podían fotografiarse sin un permiso y que debían retirarse.

“¿Ese señor tendrá permiso?, ¿esas chicas tendrán permiso?” preguntó Córdova, quien subió un video del hecho, en sus redes sociales.

Ella asegura que el problema era porque sus amigas forman parte de la comunidad trans.

Para el sociólogo Josué Paredes, la sociedad debería tener como premisa la Declaración de Principios sobre la Tolerancia de la Unesco que establece que el respeto y la tolerancia como valores fundamentales. “No solo es un deber moral, sino además una exigencia política y jurídica. Es la virtud que hace posible la tranquilidad y que contribuye a sustituir la cultura de guerra por la cultura de paz”.

Comenta que las personas de la comunidad LGBTQ+ no son menos seres humanos que el resto, por lo que merecen respeto e igualdades de condiciones como todos los individuos.

Mencionó que episodios como los de esta semana evidencian la vulneración de derechos, algo en lo que debe trabajar la sociedad ecuatoriana.