María Paz y Salome Chamba son ajedrecistas ambateñas, hermanas, que se enamoraron de este deporte hace más de cinco años y sueñan con ser campeonas del mundo con el tablero.
EL DATO La reina es la figura que más le gusta a María Paula, porque es la única del juego que puede moverse por todo el tablero.
Ambas consiguieron el campeonato nacional en sus diferentes categorías. María Paz, tras dos horas de partida fue campeona sub 10 en el torneo que se realizó en el Tena en diciembre de 2022, mientras que a Salome, tuvo que esperar tres horas y 45 minutos para subir al podio y colgarse la medalla de oro junto a sus compañeras de equipo.
Las dos deportistas pertenecen a los registros de la Federación Deportiva de Tungurahua (FDT), pero sus padres invierten en un entrenador particular para el desarrollo de sus habilidades.
TOME NOTA La figura del caballo es la única del tablero que los artesanos demoran dos meses en fabricarla.
Afición
El ajedrez pese a no ser un deporte ‘popular’ requiere de mucho esfuerzo, concentración y sacrificio. María Paz (11 años) recuerda que fueron su padre y hermana mayor, quienes la motivaron a practicar este deporte.
“Empecé a jugar a los 5 años, fue en 2017. A mí me empezó a gustar jugar por mi hermana, al inicio era muy difícil, pero después con el tiempo fui aprendiendo y es muy fácil. Siempre les digo a mis amigos que jueguen ajedrez, porque ayuda a la inteligencia y permite viajar por lugares”, explicó Chamba.
De la misma manera, Salome (15 años) comparte esta afición por el ajedrez gracias a la motivación de su padre y el apoyo constante de su madre en los primeros torneos que jugó.
“Empezó con un cuento infantil que me contaban en la escuela y después, mi papá en la casa me lo contó y decidimos empezar a jugar. El ajedrez me ayudó en muchas cosas, por ejemplo, a ser más competitiva, a ser más concentrada, pero también a hacer amigos”, recordó Chamba.
EL DATO María Paz y Salomé practican homeschooling (estudian en sus casas) y asisten al conservatorio de música.
Esfuerzo y poco apoyo
El ajedrez es un deporte que necesita un desgaste físico, intelectual, pero sobre todo económico, porque a medida que el deportista mejora su desempeño puede participar en más campeonatos, tanto a nivel nacional, como internacional.
“Es motivo de orgullo verlas disfrutar como juegan, siempre les he dicho que estamos en un proceso para obtener un título internacional, pero para eso se necesita inversión, porque los viajes son costosos y triplican los campeonatos nacionales” dijo Marcelo Chamba, padre de las deportistas.
TOME NOTA Una partida entre ambas puede llegar a durar máximo 30 minutos, porque conocen su propio juego. Una partida clásica puede tener más de tres horas de competencia.
Mercedes Guerrero, madre de María Paz y Salomé mencionó que les ha tocado buscar un profesor particular para que puedan seguir formando las habilidades de sus hijas.
“Me encanta que las niñas sean ajedrecistas. Lo que hago yo es ir a los entrenamientos y los torneos. A veces ganan, otras no, pero se nota que van creciendo, es por eso que le dije a mi esposo sigamos buscando apoyarlas más y ahí pagamos un entrenador aparte, pero nos cobra por hora y eso sale al mes como un sueldo de un profesional”, manifestó Guerrero.
EL DATO El ajedrez es un juego de tablero entre dos contrincantes, donde cada uno dispone de 16 piezas para jugar y el objetivo es matar ‘Jaque’ al Rey.
Proyección
La próxima competencia internacional de las ajedrecistas ambateñas se desarrollará en agosto en EE.UU. Tanto para Salomé, como para María Paz es una gran oportunidad para demostrar sus capacidades y conseguir su primer título internacional.
“En algún momento me gustaría jugar en Chicago y mi mayor sueño es ir a un torneo en Alemania o en Europa para ser campeona del mundo de este hermoso deporte”, finalizó Salomé Chamba. (JR)