Los extranjeros fortalecieron el comercio y la industria en Ambato

Varios comercios fueron fundados por extranjeros residentes en Ambato.
Negocios. Varios comercios fueron fundados por extranjeros residentes en Ambato.

Parte de los actores importantes del comercio en la ciudad han sido los ciudadanos de otros países que tomaron a Ambato como un punto para construir sus vidas y echar raíces para la formación de sus familias y empresas.

Desde el inicio del siglo pasado existen un sinnúmero de extranjeros que llegaron hasta la ciudad, con el objetivo de participar en la parte comercial e industrial, incluso hay historias de quienes huyendo de la realidad política y social de sus países llegaron a Ambato y se quedaron.

Muestra de esto es la familia Dalmau, de origen catalán y fundadores de la Industrial Algodonera, empresa que entre sus empleados y colaboradores tenía también a personas extranjeras que cumplían funciones de técnicos o cargos administrativos.

Henry Janke es otro de los extranjeros que tomó a Ambato como su ciudad, fue quien administró y levantó la Industrial Algodonera, luego fue propietario de la hacienda Kumochi y uno de los anfitriones europeos más conocidos en la ciudad.

Esto debido a que el único hotel que existía en la ciudad resultaba costoso para que científicos e investigadores puedan hospedarse, siendo la casa de Janke un espacio para hospedarse y recibir a distintos extranjeros que tenían a Ambato como su punto de operaciones para sus labores.

La misma familia Kruger fue parte de los extranjeros que se hospedaron en la casa de Janke en el invierno de la Costa, que decidieron comprar la hacienda Quillán y tener a este espacio como uno de sus destinos predilectos y punto donde fundaron la Bayer y Shering, empresa que se dedicaba a la distribución de insumos farmacéuticos en Ambato.

 

TOME NOTA
En 1907 se instaló la Industrial Algodonera en Ambato, después de unos años 
se transformó en una de las fábricas más importantes del país.

 

Pero los científicos también tenían a Ambato como su espacio para realizar varias tareas y escribir sus trabajos de investigación, este es el caso del doctor Arnold Shultze y su esposa que llegaron en 1933 enviados por el museo de Dahlem de Berlín para estudiar la flora y fauna del Oriente y que pasaban en Ambato mientras ordenaban sus apuntes y notas.

A partir de 1936 hubo una gran oleada de extranjeros europeos que tomaron como meta el establecerse en Ambato. La familia Gumpel fue una de ellas, que trajeron consigo una muestra de plástica de gran calidad que era parte de su colección de pintores europeos famosos, los que se vendieron de a poco a los amantes del arte en el país.

Benno Bodenhorst también fue de los extranjeros que llegaron a la ciudad como parte del equipo administativo de La Industrial Algodonera, él es padre de Mónica Bodenhorst, reina de una de las primeras ediciones de la Fiesta de la Fruta y de las Flores.

 

Aporte

La sociedad Horn y Suesskind abrió la primera carnicería estilo europea en Ambato, esta luego de varios años fue comprada por Yanko Pignatari.

En esta misma época también llegó el geólogo Emilio Putsch quien descubrió las minas de oro de Macuchi en Cotopaxi, él era padre de Imgard, quien se casó con Ernesto Grob y abrieron el café Suizo, ubicado frente a la Catedral, lugar que años más tarde dio origen al restaurante El Alamo ubicado en la actualidad en la avenida Cevallos.

También se cuenta la presencia del señor Petruska con su ferretería en la calle Bolívar, y los Divischeck con su hotel Villa Bélgica, quienes más tarde abrieron el Hotel Palace en Baños.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Alfredo Demlo y su esposa Anne Marie abrieron la fábrica de alfombras Quillán, que luego fue vendida a la familia Neumeister.

Dentro de la ciudad la calle Mera fue un punto importante para el comercio de telas por parte de ciudadanos de origen, libanes y turco, aquí se instalaron varios almacenes.

El ferrocarril fue parte de las actividades que trajo presencia extranjera a la ciudad, entre ellos maquinistas y técnicos que se quedaron en la ciudad y que formaron negocios y familias. Uno de ellos fue el señor Silver que vino hasta Ambato traído por Archer Harman que era parte de la construcción de la ruta del ferrocarril en la ciudad.

EL DATO
Las SS (Schutzstaffel o escuadras de protección) fueron la principal organización
responsable del asesinato genocida de alrededor de seis millones de personas de
minorías étnicas europeas como judíos, eslavos y gitanos en el Holocausto.

 

Huyendo de la Segunda Guerra Mundial

Varios grupos de judíos que escaparon de la Segunda Guerra Mundial se quedaron en Ambato, la población fue tan importante que incluso había un cementerio judío en el sector del redondel de las Américas, este fue trasladado hacía Quito con los años.

Como parte de esta comunidad estaba la familia Samek que entre sus negocios instalaron una de las primeras carnicerías en las calles Juan Benigno Vela y Martínez, luego se mudaron hacía Chicago donde fundaron una cadena de negocios de este tipo.

Hermann Saá nació en Ambato, pero su ascendencia es judío – alemana, sus abuelos y madre tuvieron que salir de Alemania por la persecución iniciada por el régimen nazi encabezado por Hittler.

Hermann Berstein fue su abuelo, él llegó hasta Ecuador después de escapar de forma sorpréndete de una masacre planificada por los nazis. En Alemania tenían una posición acomodada debido a que se dedicaban a la elaboración de elementos de cuero en una fábrica de su propiedad.

Berstein fue perseguido y en una noche fue subido por la SS a un camión, en el camino bajaron a todos los hombres que iban en el vehículo, les ordenaron pararse sobre una zanja profunda, “al momento que él escuchó los disparos se quedó quieto, mientras traían a otro grupo, se escapó y se metió al bosque, llegó caminando hasta Francia y en el puerto de Rochelle en una compañía naviera pidió un pasaje hasta donde le alcance el dinero”, comentó Saá.

El dinero le alcanzó para un viaje en barco hasta Chile, pero al pasar por Guayaquil sus amigos le convencieron de que se quede en Ecuador, con las semanas mandó a traer a su familia, entre ellas a la madre de Hermann, Úrsula, quien se casó con el arquitecto Ernesto Saá.

Los Berstein instalaron un restaurante y un café en la ciudad, mientras trataban de hacer su vida normal y de adaptarse al Ambato de la primera mitad del siglo pasado.

“Mi abuela Elsa instaló el restaurante El Ambar, era muy conocido, al inició se dedicaba a hacer de todo, pero luego le atinó con uno de sus platos estrella como le llamo yo, que era un plato con lomo de chancho y una ensalada de papas que solo ella hacía”, contó

Los Berstein convirtieron a Ambato en su hogar, aquí sus hijos y nietos formaron hogares y han sido participantes activos de la cultura y comercio de la ciudad.