Lo que nos une

Blanca Moposita tiene buena sazón y sonrisa contagiosa.

El país tiene cuatro regiones, cerca de 18 millones de personas, una historia que evidencia corrupción, despilfarro y explotación. Para muchos Ecuador es un paraíso, para otros un medio para enriquecerse, por años la desigualdad social, clasismo y racismo han separado a sus ciudadanos.

Pero en esta ocasión la idea es darse un respiro de las malas noticias, pensar sobre lo que nos une, rescatar lo bueno de vivir aquí para continuar el camino y contagiarse con el orgullo y alegría de quienes por un momento se pararon a pensar de lo lindo que es vivir en el Ecuador.

Blanca Moposita es de aquellas personas que tiene las cualidades del ecuatoriano y ambateño, buena sazón, sonrisa contagiosa, conversona, amable, con los pies sobre la tierra, consiente de la realidad actual, pero también optimista, capaz de alimentar el corazón y el estómago de quienes la visitan en su puesto del Mercado Central.

Ella tiene 62 años y hace 50 aprendió el secreto de la preparación del mote, doña Blanca atribuye parte del sabor de su comida al privilegio de vivir en el país, donde su clima y suelo llenan de sabor cada grano, pero también al amor y devoción que pone en cada paso, a la alegría con la que realiza su trabajo.

“Me gusta este trabajo, me gusta lo que mis padres me enseñaron, yo lo hago con mucho amor, que es importante, si uno no le pone amor van a salir mal las cosas, pero si se le pone amor todo sale bien sabroso”, cuenta.

Doña Blanquita representa a esos ecuatorianos que le ponen corazón y sentimiento a sus labores, que se alegran al ver que sus amigos, familia o clientes disfrutan de la comida que con cariño se preparó.

“Yo pongo música para preparar, ahí comienzo, bailando, cantando, cuándo voy a hacer la fritada y debo mecer, igual el cuerpo se mueve de lado a lado, hay uno practica hasta el baile”.

Blanquita afirma que es consciente de los problemas del país, pero para la entrevista prefiere sonreír y hablar de las cosas bonitas, contar a los lectores sobre su rutina de alegría, de aquella parte que los clientes no miran pero que sienten en su sabor.

“La alegría es importante todos los días, para sentirse bien, que el alma esté tranquila, sentirse relajada”.

Mientras dura la entrevista los clientes llegan, doña Blanquita conversa con cada uno de ellos, ríe, bromea y en algunos casos reinicia la conversación que en días pasado les había quedado pendientes. Aquí las porciones de mote van desde 0,25 y están acompañadas de “chuzo fritada”, cebollita blanca picada y por su puesto de la buena energía de la vendedora.

“Es algo bonito porque uno hasta les ayuda que ellos se relajen, se les pregunta cómo están, cómo amanecieron, les doy de probar, ellos dicen que les gusta como soy yo, que por eso regresan, compartimos siempre una pequeña conversación”, cuenta.

Para Blanquita, la alegría es importante en su vida, por eso desde su perspectiva considera que una de las características principales de los ecuatorianos es la alegría.

“Acá todos somos alegres, contentos, nos gusta servir bien a los amigos y familiares,  para que se sientan alegres, viéndoles así, uno también se siente bien”.

En cada palabra cuenta que lo mejor de ser ecuatoriana es esa posibilidad de vivir en comunidad, dentro de un país y ciudad pequeña.

“Ser ambateña, es maravilloso, hermoso, la ciudad tiene todo, los ambateños siempre recibimos con alegría y carisma, por ejemplo, yo vendo el mote y les hago que saboreen, que conozcan, hasta a los extranjeros les doy para que conozcan”.

Blanquita disfruta los días de venta junto a sus compañeras, para ella lo que une al país es el trabajo hecho con amor de sus ciudadanos. “Nosotros sabemos compartir, llevarnos, trabajar en unión y solo así va todo bien, es que si no trabajamos de que vivimos, además, el cuerpo debe estar en actividad para que no envejezca demasiado rápido”, asegura.

La alegría de los años

Grupo de danza Inti Raymi.

 

El ecuatoriano trata de mantenerse alegre con los años, de recordar lo bueno de haber servido al país y de ayudar a construir sueños, en algunos casos el arte y el baile se convierte en parte de la alegría diaria que busca ser compartida.

Rosa Chávez tiene 66 años, trabajó más de 40 años como maestra y ahora está jubilada, en la actualidad es parte del grupo de danza Inti Raymi, ella tiene presentes los recuerdos y alegrías que le dejaron ejercer la docencia y ser quien enseñe a leer y escribir a cientos de niños.

Para Rosa a los ecuatorianos los une el valor, el coraje, el trabajo y la lealtad, además, de las ganas de ver días mejores para quienes viven en el centro del mundo.

“Es un país que tiene un grupo humano que es capaz de rebasar todas las dificultades y desastres que hemos tenido últimamente”.

Para la maestra, el ser ambateño trae consigo la herencia de valores e inteligencia de todos los literatos y trabajadores que luchan por la ciudad.

“La honestidad es nuestro principal valor como ambateños y es lo que nos une”, asegura.

Rosa muestra parte del optimismo de ser ecuatoriano, de mantenerse en pie luchando, de imaginar un futuro mejor para quienes vienen atrás.

“Hay que luchar con más ahínco, hay que ponerle mucha más fe, debemos seguir siendo buenos seres humanos y luchar por el país “, comenta.

María Concepción también es parte del grupo de danza Inti Raymi, tiene 69 años y ahora disfruta de la danza y de la convivencia con sus compañeros, ella es maestra y recuerda con amor a cada uno de sus estudiantes, afirma el haber nacido en Ecuador es una bendición, donde vive rodeada de naturaleza y en compañía de personas llenas de amor.

María Concepción cree en que la esencia de ser ecuatoriano es la honestidad, el trabajo y la lucha por un país libre y pacífico.

“Cuando era maestra nosotros predicábamos mucho sobre la honestidad, teníamos de aquellos libros en donde venían plasmados estos valores grandioso”.

Para ella el ser ambateño es sinónimo de emprendimiento y lucha.

“Los ambateños somos los que trabajamos de verdad, quienes pueden vivir de su esfuerzo diario, los que nos gusta ser una personas de buen corazón, solidarios, cariñosos y amistosos, que nos gusta tener amistades”, afirmó.

Martha Rodríguez tiene 72 años y le gusta contar que ha tenido varias ocupaciones, sin embargo, la niñez marcó su vida y entre sus recuerdos más bonitos se encuentran la época de la escuela.

Para Martha el ser ambateño representa varios privilegios como la ubicación geográfica que permite disfrutar de las montañas, frutas y sobre todo de la gente que es amable y amistosa.

Andrés Saltos es maestro y cuenta que disfruta de esta profesión que ha sido la forma de vida de varias generaciones dentro de su familia.

“Lo mejor ha sido el compartir los conocimientos y el saber que nuestros estudiantes serán grandes personas en el futuro”, comenta.

Para estos ecuatorianos el ser maestro es una forma de amar a su país y ciudad, pues consideran que la educación es un aspecto que permite cambiar realidades.

“Esta tierra me vio nacer y hay que tener esa gratitud por la tierra que nos cobija y alimenta, la que nos ha dado todas las oportunidades para poder crecer”, afirma.

 

Salir juntos adelante

María Concepción ‘Conchita’ maestra e integrante de un grupo de danza, es optimista y cree firmemente en la unión del país.

“Para salir de la crisis, debemos unirnos y hacer un solo puño, para luchar por la paz, por nuestra patria que es amor y saber que estamos luchando por nuestros hijos y nietos”, manifiesta.

Para Martha Rodríguez la única forma de sacar al país de la crisis es respetando la memoria de los ancestros, siendo solidarios en los tiempos difíciles y siendo conscientes que el país está compuesto por gente de diversas culturas.

Una característica importante del ecuatoriano es la unión y comunidad que se forma en diferentes espacios. El maestro Andrés Saltos considera importante la colaboración entre ecuatorianos y ambateños para salir de la crisis, él asegura que un claro ejemplo de esto fue el como la ciudad se levantó después del terremoto de 1949.

“Cuando sucedió el terremoto, Ambato se levantó como el ave fénix, con el trabajo, la colaboración y fuerza de todos sus habitantes”, comenta.

Otro de los criterios de lo que se necesita para salir adelante es el de Elvia Acuña, maestra y enfermera, ella comenta que algo fundamental en la sociedad es la familia que habla y dialoga de los problemas abiertamente.

Oscar Cerda es exdocente y cree que para superar esta época de crisis es necesario inculcar la honestidad desde niños.

“Perseverancia, constancia y honestidad son los valores que nos van a llevar lejos, sin olvidarse jamás de la solidaridad”, comenta.

Para Fanny Moreta, comerciante de frutas de 46 años, es importante ser agradecidos con las bondades de la vida, levantarse siempre y comenzar de nuevo si es necesario.

“También hay que ser compañeros, eso tiene que ver mucho para salir adelante, porque se necesita de la otra persona, de sus ideas que ayudan a crecer, entre más gente a veces se piensa mejor”, manifiesta.

Kléver Silva tiene discapacidad visual y es uno de los ecuatorianos soñadores que cree en la justicia y en un futuro mejor, para él una de las  claves para salir de la crisis es la educación y el compartir los saberes.

“Se debe compartir los secretos de la prosperidad, aquí en Ambato hay empresas grandes, ellos también deberían compartir sus conocimientos para que se multiplique, para que más gente pueda vivir de mejor manera, hay que dejar el egoísmo a un lado, de que sirve tener un libro un tesoro si nadie lo disfruta, lo importante de estos es que deben ser exhibidos y disfrutados por todos al igual que el conocimiento”, comenta.

Para Cristopher Coba, boxeador de 19 años de edad, es necesario ser honestos y amar al país.

“Debemos empezar desechando a la corrupción, para que todo mejore, y nosotros ser uno mismo, salir adelante y cumplir nuestras metas y sueños”.

 

La dicha de ser ambateño

Ismael Murillo

“En esta vida no hay tanta dicha que haber nacido en tu corazón”, es parte de una de las estrofas de la canción Ambato Tierra de Flores y esta puede ser una verdad irrefutable para quienes nacieron en la ciudad y que se sienten orgullosos de hacerse llamar ambateños.

Elvia Acuña es enfermera y  maestra, para ella es una suerte de haber nacido en una ciudad que guarda un legado de arte y cultura.

“Lo lindo de vivir aquí es el poder compartir de una tierra privilegiada, donde todos somos amables, solidarios, carismáticos”, cuenta.

Para Elvia a los ambateños los une la solidaridad, la amistad con el vecino y las ganas de colaborar para que el prójimo pueda superar los obstáculos.

En varias ciudades a manera de broma se dice que “el ambateño no es ecuatoriano sino solo ambateño” por todo el orgullo que muestra al hablar de su ciudad, gastronomía, clima y legado.

Elvia de Núñez, más conocida como Doña Elvita por los clientes del Mercado Central, es parte de la tradición de la ciudad, ella con sus jugos y batidos ha calmado la sed de miles de ambateños.

“Ser ambateña es para sentirse orgullosa de haber nacido en esta tierra que a uno le empuja a ser emprendedora, cariñosa y buena madre, por eso somos distintos, por lo sociables y trabajadores “, manifiesta.

Fanny Moreta tiene 46 años y es comerciante de frutas en la ciudad para ella esto es parte de su aporte al desarrollo, pues no solo las vende sino que también las recomienda según el tipo de dolencia o dieta que cada cliente tiene.

Para Fanny parte de ser ambateña es atender con amabilidad a los clientes, ser amigos y conservar a los caseros mimándolos con la típica yapa.

“A veces se recibe consejo o se aconseja, porque uno también ha aprendido con los años”, cuenta.

Las perspectivas sobre la dicha de ser ambateños son diversas, para Alexander Carrión ‘Alexo’ rapero y artista gráfico de la ciudad el nacer aquí es crecer rodeado de seres empáticos.

“Todos pasamos cosas y días malos, pero nunca vas a ver a un ambateño que te recibe con una mala cara, tranquilamente te puedes dar un paseo por los mercados y plazas, que hasta sales con la autoestima elevada, es algo que rescato de los habitantes de la ciudad”, comenta.

Kléver Silva es de los ambateños que lucha por los grupos prioritarios, para él vivir aquí es llevar la herencia de trabajo, resiliencia y solidaridad.

“Venimos de un terremoto de varias cosas negativas, pero los ambateños en especial somos muy luchadores, disfruto el vivir aquí porque es un paraíso”, asegura.

 

Música el alma del país

Humbolt en su visita al país comentó que el ecuatoriano es un ser raro porque se alegra con música triste, esta frase tiene ciertos tintes de realidad, pues cuantas veces se ha bailado al ritmo de una canción que habla sobre las penas del amor, de la pérdida de un familiar o incluso de la migración.

El rap es parte de la música hecha en el país, en los últimos años este género ha alcanzado madurez y un toque que le da la identidad y sonido característico ecuatoriano. En Ambato el rap tiene varios expositores que con esfuerzo crean sus propios productos y espacios para la difusión.

‘Alexo’ es uno de los raperos que tiene a la música como su razón de vivir y expresión de lucha por el país y la ciudad, su nombre es Alexander Carrión y se dedica al diseño gráfico e ilustración.

“La música en el Ecuador juega un papel muy importante porque nos ha servido a lo largo de los tiempos para expresar nuestros sentimientos, endosar tragedias, alegrías, contar penas y hasta para sobreponernos de las mismas, la música ha sido un canal de supervivencia”, comenta.

Para conocer un país, y sobre todo el Ecuador, basta con escuchar su música que en voces de los artistas se convierten en crónicas de vida, que hablan sobre la situación por la que el país, ciudad o el mismo interprete estaba atravesando en ese momento.

Jorge Morejón es ‘Dj Riddim’ y parte de la escena rapera local, él desde sus vivencias afirma que la música es de las cosas más importantes para los ecuatorianos.

“Es nuestra identidad como ecuatorianos, si se dan cuenta absolutamente nada se hace sin música, vas a un banco están con música, en el mercado igual, si pasas junto a los lustrabotas hay un radio chiquito con música de fondo”, asegura.

El rap al igual que los pasillos, banda y más música del país salió de los barrios, de los días negros, pero también de las alegrías, de los momentos de amor, de la dicha de vivir cobijado de volcanes y olas.

Damián Andrade es conocido como ‘Demon’, la música es su vida y afirma que tiene una fuerza poderosa que mueve al mundo.

“Podemos darnos cuenta la cantidad de estilos músicos y orquestas que existe en un país tan pequeño”, asegura.

Para Christian Villacís ‘Mc Nativo’, la música en el país tiene un sentimiento especial que ayuda a desahogarse, a matar las penas y en ocasiones superar los malos momentos.

“Hay gente a la que le gusta un tema en especial de cualquier artista y en ocasiones lo hacen parte de su vida como si fuera un pedazo para armar su rompecabezas”, menciona.

Dentro de esta escena rapera local está ‘Pato’ Romo que fusiona sonidos ecuatorianos como el pasillo, yaraví, cumbia, banda de pueblo con el hip hop, es un amante de los sonidos del país y en sus letras cuenta historias, para él la música es fundamental al entender el sentir de la gente que habita aquí.

“El papel de la música en el país es importante porque con eso nos comunicamos y podemos entender otras realidades que  no conocemos, porque hay momentos en los que el escucha empatiza con el músico, ayuda bastante en los aspectos sociales, culturales, creo que si le diéramos el valor que merece la música, la sociedad estaría en otro nivel”, comenta.

 

El país que nos une

Quienes comparten este territorio tienen algo en común, historias, gustos, antepasados, cultura o deporte, que en determinados momentos eliminan barreras y diferencias, permitiendo abrazarse alrededor de la alegría, orgullo y solidaridad.

Para Oscar Cerda de 77años a los ecuatorianos los une la historia y el trabajo, puesto durante siglos para sacar adelante a este país.

“El ecuatoriano es perseverante, pese a eso hemos tenido altibajos, pero ahí estamos presentes para decir esta es nuestra patria, nuestra tierra y la vamos defender siempre con corazón y coraje”, comenta.

Para los niños y adolescentes lo que une a los ecuatorianos es el saber qué es el espacio y la tierra donde nacieron, que aquí está la gente que aman y no ven otro lugar sin la dinámica diaria de familia y comunidad al que llamarían hogar.

Melanie García tiene 11 años y entrena box todas las noches desde las 19:30, para ella Ecuador es su hogar, pues cuenta que aquí están sus amigos, compañeros de deporte y sobre todo su familia.

Dulce Granda es otra boxeadora de 11 años de edad y cuenta que le encanta vivir en el país por toda su naturaleza y gente.

“Yo creo que nos une nuestra gentileza y amabilidad, por eso si todos mejoramos como personas el país va a ser mejor”.

Es que el deporte es una de las cosas que une al Ecuador, no importa si es futbolero, si entiende de artes marciales mixtas, downhill o bicicross, siempre habrán miles de ciudadanos alentando desde sus casas a los deportistas que representan al país en cualquier rincón del mundo.

Como ‘Canelo’ lo conocen en el gimnasio, pero el nombre que le dieron sus padres es Cristopher Coba y ve en el box una posibilidad de mantener la disciplina, cumplir sueños y en algún momento llenar de orgullo al país.

“Ecuador es único, a todos nos une ese carisma que tenemos, además, de nuestras culturas, aquí todos somos diferentes pero unidos, como cuando vemos a la selección jugar en el mundial”, comenta.

Para Jorge Morejón, Dj y estudiante de Derecho, a Ecuador lo une el amor.

“El poder salir adelante juntos, a simple vista hay divisiones, pero a la larga todo el mundo está preocupado por todos, el ecuatoriano es así, si una persona puede ayudarte, lo hace”, afirma.

Una de las mayores riquezas que tiene el país es su diversidad cultural; esa mezcla de afros, indígenas, mestizos y blancos es lo permite construir una sociedad que se reconozca en el diferente y lo asuma como una oportunidad para crecer y desarrollarse, “tenemos diversidad entre etnias y culturas, somos diferentes pero estamos unidos, somos empáticos con el otro, estamos juntos en un país diverso”, sostienen Helen Martínez.

 

Seguir luchando

Todas las personas que dieron su testimonio para esta crónica coinciden en que la lucha es el único camino para sacar adelante al país, que es necesaria la unión, que no se debe desmayar y hay que tomar fuerzas y continuar.

Christian Villacís, ‘Mc Nativo’, es parte de la escena rapera de Ambato, para él la esencia de ser ecuatoriano es el “ñeque” que todos tienen y que los levanta cuando se caen.

“Esa pujanza, resiliencia y empatía es parte de quienes viven aquí”, cometa.

Jhonatan Gonzales es psicólogo y músico, él considera que el afecto y consideración por el otro es una cuestión importante al momento de seguir luchando por el país.

“Desde mi perspectiva quisiera que haya solo amor entre nosotros, es lo único que creo que nos hace falta, ser más unido entre pueblos, dejando de lado los prejuicios, sería bueno que esto cambie y que seamos libres de ser”, comenta.

El seguir luchando es la única opción que los ecuatorianos contemplan, el hacer las cosas en comunidad, no claudicar para que los niños de ahora pueden tener un bonito país en los próximos años.

Estefany Espíndola es abogada y madre, para ella es fundamental luchar desde la trinchera de cada persona.

“Sea el trabajo u ocupación que se tenga, se debe hacer de la mejor manera, yo creo que estos pequeños cambios generaran un cambio mucho más grande”, comenta.

Los ecuatorianos se mantienen en pie a pesar de los malos gobiernos, siguen trabajando por el país desde sus puestos de creación, este es el caso de Carol Escobar, bailarina y gestora cultural.

“Tenemos que seguir luchando por el país porque es rico en tantas cosas como el arte, gastronomía y hay mucho por seguir descubriendo que no debemos opacar por la politiquería y corrupción”, manifiesta.

Para Carolina Andrade el país tiene un gran futuro y es necesario continuar trabajando por verlo crecer.

“Tenemos muchas riquezas por aprovechar, además, debemos estar conscientes que las futuras generaciones merecen vivir en un país libre de corrupción y lleno de amor”, comenta.

Carmen Haro es una luchadora diaria, sus labores comienzan desde las 05:30 en el parroquia Poaló en Píllaro, se dedica a la agricultura y cría de ganado, cuenta que todas las mañanas se levanta motivada a trabajar por sus hijos.

Para Carmen su trabajo es parte de la lucha diaria por el país, pues ella está consiente que su labor es muy importante para el desarrollo del Ecuador.

“Nosotros sabemos que en la ciudad no tienen la comida que sembramos, eso me motiva saber que estoy ayudando a otras personas también”, comenta.

Ecuador se construye día a día, con el esfuerzo de cada una de las personas, que a pesar de los momentos difíciles que atraviesan sueñan con un futuro con alegría y esperanza. A este país lo sacamos adelante todos los ecuatorianos, sin dejar vencernos y valorando lo que somos, como lo afirma Luz Angélica Cholota, una joven indígena que es consciente que la mayor riqueza de nuestro país es su diversidad.

“Ser ecuatoriano es ser megadiverso, porque en cada región de nuestro país existen culturas propias. A pesar de que Ecuador sea un país sumamente pequeño, la riqueza cultural que alberga es infinita”, afirma Luz.