Juegos pirotécnicos, una tortura para niños autistas

MEDIDAS. Niño con autismo recibiendo terapia multisensorial.

Las celebraciones de la Navidad y Año Nuevo, pueden transformarse en una verdadera tortura para las personas que tienen el Trastorno de Espectro Autista (TEA) debido a los sonidos que provocan la gran cantidad de fuegos artificiales que se usan en estas fechas.

Para muchas familias, amigos e incluso autoridades locales, festejar con pirotecnia es una tradición, pero para quienes viven bajo esta condición y sus seres queridos cada estruendo representa un daño y sufrimiento.

EL DATO: El síndrome de asperger es un signo de autismo, 
son parte de esta familia.

 

En Ecuador hay alrededor de tres mil 300 personas con esta condición y en la Zona 3 a la que pertenece Tungurahua son 32. 

Mathias Lozada tiene nueve años y presenta esta condición. Su hermana, la exreina de Ambato Vanessa Lozada, cuenta que cualquier ruido fuera de lo cotidiano afecta al niño.

“Estos espectáculos, Mathias no los disfruta, al contrario, le causan temor. Cuando suceden, evitamos que los escuche porque pueden provocarle crisis de ansiedad”, explicó Lozada.

Condición

Cristina Camino, directora del centro terapéutico Multisensosy, indicó que esta práctica popular, es una de las más estresantes del año, ya que la sensibilidad auditiva es uno de los síntomas más frecuentes de las personas que tienen TEA.

El autismo es un trastorno del neurodesarrollo, por lo tanto en concebido como un desorden a nivel sensorial.

“Estas personas tienen una percepción auditiva aumentada. Los sonidos los escuchan con mayor intensidad, es bastante diferente a lo que nosotros receptamos. Y como no están acostumbrados, los ruidos son sorpresivos y fuertes por que se vuelven insoportables”, explicó Camino.

TOME NOTA: El TEA se manifiesta durante los tres primeros 
años de vida.

 

Consecuencias

Los estruendos que generan los fuegos artificiales traen consigo consecuencias conductuales que se manifiestan a través de crisis, cargadas de llanto, ansiedad y estrés.

Las personas pueden incluso desarrollar acciones convulsivas o autolesionarse.

Para Camino este es un tema que hay que darle importancia, pero sobre todo respeto, “para que las cosas entre la comunidad puedan fluir a través de la empatía, hay que saber tolerar que otras personas necesitan de nuestra comprensión y no exponer estas circunstancias a causas mayores”.

Ambato se está caracterizando como una ciudad inclusiva por muchas instituciones particulares donde ya reciben a los niños con TEA.

“Nos estamos poniendo sensibles en el área educativa, ahora nos falta como comunidad, que la comunidad también se proyecte susceptible a este tipo de cambios, debemos tener empatía, debemos sensibilizarnos”, agregó la especialista.

Para Vanessa Lozada, en la ciudad se debería regularizar el uso de pirotecnia, pensando en las personas en situación de autismo, “nuestra sociedad debe ser más empática con   ellos. También es importante reconocer que hay muchas personas víctimas de accidentes por manipular pirotecnia, y además los animales que se sienten alterados por estos fuertes ruidos”.

Recomendaciones

Es importante anticiparle este tipo de actividades al niño, contándole lo positivo del evento, si es posible que puedan identificar el sonido con las luces que emite.

Acostarlo antes de medianoche, pues dormido, hay menos probabilidades de que escuche los sonidos.

El niño debe estar en la cercanía de un adulto, que cuando suceda el hecho le de fortaleza a través de un abrazo.

También es importante usar una cobija sensorial que permite cubrirlo y que se sienta seguro. Que en el entorno no haya nada que ocasione peligro porque en medio de sus crisis ellos corren, gritan o se golpean.

Debe estar en una habitación confortable y usar música relajante o suave que inhiba los sonidos fuertes. (APQ)