La dura realidad de una infancia entre rejas y carencias

Los niños tienen limitaciones para su desarrollo integral al permanecer en situación de reclusión con sus madres.
Situación. Los niños tienen limitaciones para su desarrollo integral al permanecer en situación de reclusión con sus madres.

Mira a su hijo con mucha tristeza, asegura que es su única esperanza y su fortaleza para seguir adelante, mientras tanto el pequeño se entretiene con un viejo juguete que le regalaron.

Aún no cumple los tres años, pero la vida se ha encargado de ponerle una prueba extremadamente dura.

El pequeño crece encerrado en el pabellón de mujeres del Centro de Rehabilitación Social de Ambato.

Como él, seis niños más viven junto a sus madres que fueron sentenciadas a reclusión, por diferentes delitos.

 

Realidad

No le gusta hablar del tema, pero está consciente de que es necesario hacerlo, por ello Karina, nombre protegido, conversa tímida sobre su situación.

Ella es una de las madres que se lamenta de los errores cometidos y, más aún, el haber llevado a su hijo dentro de la cárcel de Ambato a causa de sus malas decisiones.

“No tengo a nadie más para que me dé cuidando al bebe y no me gusta mucho la idea de que vaya a un orfanato o casa de acogida, como la llaman, por eso está conmigo pues todavía está en la edad de hacerlo”, dijo.

A decir de Karina, siempre debe estar pendiente del pequeño, pues si bien ya conoce a todas las compañeras internas nunca se sabe si en algún momento alguien quisiera hacerle daño.

Lamenta que por la misma condición de reclusión no puede darle a su hijo ni siquiera una buena alimentación.

 

EL DATO
Cinco niños y una niña conviven en la cárcel de Ambato.

 

“No tienen donde jugar, están en constante riesgo”, dijo.

Caso similar es el de Jessica quien también cría a su hijo dentro del centro penitenciario.

Para ella el encierro ha sido muy difícil, pero más difícil es ver a su hijo en las mismas condiciones, por ello ha contactado a su familia para ver si alguien lo acoge y lo cuida hasta que ella cumpla con su condena, pues asegura que le falta poco.

La historia es igual en varias de las cárceles del país donde muchos niños permanecen junto a sus madres a la espera de conocer la libertad.

Según información de la rendición de cuentas del Sistema de Atención Integral de Personas Privadas de Libertad (SNAI), 24 niñas y 36 niños menores de tres años vivían con sus madres en siete centros penitenciarios del país, hasta el año 2020.

 

TOME NOTA 
Estos niños, que han nacido y crecido en la cárcel, sufren a largo plazo 
de ‘estrés tóxico’ que les provoca desórdenes emocionales, dificultades 
en el aprendizaje, baja confianza y, en etapas como la adolescencia, 
consumo de sustancia y adopción de estilos de vida riesgosos.

 

Atención

Fidel Viteri, director del Centro de Rehabilitación Social de Ambato, manifestó que en efecto existen estos niños que conviven con sus madres debido a diferentes situaciones pero, que se han destinado espacios para la seguridad y el desarrollo de los infantes.

Según la autoridad, los niños cuentan con atención que se gestiona desde el centro y a través de SNAI, además se viene trabajando de forma conjunta con diferentes carteras de Estado para su cuidado.

 

EL DATO
Alrededor de 24 niñas y 36 niños, menores de tres años, vivían con sus 
madres en siete centros penitenciarios del país, hasta el año 2020.

 

Una situación delicada

Para Oscar Pérez, psicoterapeuta, la situación de los niños que conviven con sus madres internas en una cárcel es doblemente sensible por varios aspectos, ya que hay que considerar el desarrollo evolutivo, psicoemocional y más parámetros que se desenvuelven en un contexto privativo de libertad.

“Como todo niño, ellos requieren la interacción con otras personas ya sea de su edad o de otras edades, además de estimulación temprana, terapia de lenguaje entre otros”, dijo.

El profesional aseguró que los niños al coexistir con un ambiente considerado hostil y es allí donde ellos encuentran la normalización de ciertas conductas, sin descartar las limitaciones en su desarrollo.

“Esto a pesar de que sus madres puedan brindar el máximo cuidado y protección para evitar estos riesgos”, aseguró. (FCT)