El danzante de San Andrés, identidad y tradición

Danzante de Huapante Chico, durante la pasada por la festividad a la Virgen del Rosario de Huapante Grande.

Fotografías: David Maya – Textos: Fernando Endara

 

El tushug, tendelema o danzante de San Andrés, es el disfrazado festivo más antiguo de Píllaro.

Mujer danzante, los danzantes están ligados a un papel tradicionalmente masculino, las nuevas generaciones reivindican la idea.

Su presencia es la más importante en la zona, siendo el personaje principal de la fiesta del Corpus Christi y de las fiestas de cada barrio y comunidad.

 

Humamarca, quienes acompañan y cargan el cabezal del danzante en diferentes tramos.

 

Su origen nos recuerda una serie de historicidades en donde confluyen los pueblos quitu-panzaleos, incas, hispanos, republicanos, entre otros; reflejando varios momentos de la memoria interandina.

 

Humamarca colocando el cabezal previo al ingreso a la plaza central de Huapante Grande.

 

Sus movimientos son lentos y rituales, con garbo y elegancia; cada zapateo se acompaña con el sonido de cascabeles que retumban junto a la tierra y que vibran en el cuerpo de bailadores y espectadores.

 

Capariche, encargado de limpiar el camino de los danzantes.

 

Sus ropajes son atavíos que atestiguan el paso de los años, son conexiones de los hombres con la naturaleza y el cosmos.

 

Niños danzantenes, ingresando a la plaza central de Huapante Grande.

 

La forma en que los danzantes ingresan a la plaza central de la parroquia para realizar los giros en las cuatro esquinas de la chakana, las reverencias -repetidas varias veces, el sahumerio, y el sonido del pingullo y el bombo que matizan la danza; son elementos de un tiempo sagrado.

 

Mujer danzante, Mónica Siza Chango es quien representó a la única mujer danzante durante la festividad a la Virgen del Rosario.

 

Un tiempo en que los tushugs, hacedores de lluvia, sacerdotes andinos o danzantes, interpretaban TAKIS-bailes, que armonizaban y armonizan la relación de la comunidad con la pachamama y entre sus miembros.

 

Danzantes, previo a la presentación durante la Clausura de Taki, investigación comunitaria. De izquierda a derecha, Estiven Ortega, Luis Moposita, Ángel Viteri y Franklin Tipantasig.

El danzante de San Andrés, constituye la riqueza espiritual y cultural de nuestros ancestros, por lo que se debe preservar con respeto y emoción.

 

La banda, elemento central en las festividades andinas. Miembros de la banda 8 de Septiembre durante la festividad a San Vicente Ferrer en Chaupiloma.

 

El danzante de San Andrés no es una celebración comercial o turística -que nada tiene de malo si así lo fuera-, es un sentido de pertenencia, una identidad, una tradición, una continuidad del pasado en el presente, una imagen que arde, y que seguirá ardiendo en Píllaro Viejo.

 

La vestimenta, Luis Moposita es ayudado por Doña Cruz Yanchatipán y Don Juan Saquinga a vestirse de danzante en Huapante Chico.

 

Los últimos detalles, Luis Moposita es asistido en los últimos detalles por Doña Cruz Yanchatipán.

 

Los danzantes parten desde Huapante Chico hacia Huapante Grande para dar inicio a la pasada por Corpus Christi.

 

Niño danzante asistido por su madre antes de unirse a la pasada de Corpus Christi.

 

Cabezales del barrio Bellavista de San Andrés.

 

La delantera del danzante está adornada con monedas, en sus manos lleva una espada y en su punta una naranja, objetos que lo acompañan en todo momento