Voto entre Sierra y Costa

César Ulloa

En la Costa, las elecciones son de muerte. Hay una hiperfragmentación. Cuatro candidatos se disputan esquina a esquina cada voto. Solo en la provincia de Guayas están Otto, Topic, Luisa y Daniel Noboa. Allí se compite por el voto del populismo, ese que viene desde ‘Don Buca’, pasando por el del ‘Loco que ama’ hasta aterrizar en el correísmo y los destellos de Alvarito. También está en disputa el voto de la derecha socialcristiana después del tsunami político que no supera. Es importante también el sector que integra la academia y los colectivos agrícolas campesinos, comerciantes informales, industriales, exportadores y artesanos. La élite costeña pondrá los huevos en varias canastas, seguramente. 

Esto pone en ventaja a un candidato que se pudiera consolidar en la Sierra y en la Amazonía. En los Andes, sacan sus cabezas Yaku, Villavicencio y Hervas. Habrá que ver quién se lleva la votación del indigenismo, la clase media urbana y periférica. No olvidemos que la Sierra tiene tres espacios muy distintos: el norte, el centro y el austro, además de las particularidades de cada provincia del Oriente. También se debe observar el desempeño de los candidatos serranos en la Costa y viceversa. Muy pocas veces el país venció el regionalismo y tuvo liderazgos nacionales.

Más allá de las regiones hay ejes transversales en la contienda, por ejemplo, el voto joven. En el país, este segmento es casi la mitad del padrón y en su mayoría están desempleados y sin posibilidad de continuar con sus estudios. Ahí está el misterio, pues no se sabe cómo ni por quién van a votar los jóvenes. En ese mismo contexto, poco o nada les interesa la política, ya que no hay una respuesta contundente de esta a sus demandas, problemas y urgencias. No basta con el voto facultativo, pues participación no es igual a representación efectiva.

Tampoco se reduce la campaña a la inseguridad, pues el desempleo, la salud y la corrupción están conectados e interrelacionados. No es una elección sencilla y peor aún de recetas mágicas. No se requiere reinventar nada, más bien recoger lo que la sociedad civil viene trabajando y que no se ha tomado en cuenta por los irresponsables políticos.