Cómo actuar ante la tristeza de temporada en niños y adolescentes

Existen múltiples factores para que la tristeza, ansiedad y depresión se agudicen en esta temporada del año en los niños y adolescentes.
Angustia. Existen múltiples factores para que la tristeza, ansiedad y depresión se agudicen en esta temporada del año en los niños y adolescentes.

Navidad y Fin de Año, aunque son fechas cargadas de alegrías, esta no es la realidad para muchos niños y adolescentes. Los padres deben estar atentos al estado de ánimo de sus hijos para ayudarlos.

Lucía León, tiene 35 años y lleva tres años sin un trabajo fijo, desde finales de 2020 se dedica a hacer postres, limpiar casas y hasta arreglar ropa. “Hago de todo un poco porque el papá de mis hijos no me pasa pensión y soy yo quien debe afrontar todos los gastos de mis dos pequeños”, cuenta la mujer.

Ella cuenta que la Navidad del año pasado ella y sus hijos se sumieron en una tristeza tan grande que tuvieron que asistir al psicólogo.

“Saber que no va a haber cena navideña, ni estrenarse ropa, para los niños fue duro y verlos tristes fue peor para mí, por eso antes de cometer una locura mejor fuimos al médico”, recalcó León.

Para Cristina Flores, madre de una adolescente de 14 años, el desencadenante de la tristeza de su hija no fue la falta de recursos, si no el no poder contar con su padre que vive en los Estados Unidos desde 2017.

“Ella siempre se pone mal en estas fechas y aunque sigo los consejos del psicólogo las cosas no son fáciles y este año mucho más y todavía no podemos mejorar”, cuenta la mujer.

 

TOME NOTA 
Trastorno afectivo estacional (TAE), es un problema que permanece ‘dormido’ o inactivo durante tres cuartas partes del año.

 

Qué hacer

Para el psicólogo Carlos Mantilla, si bien las festividades decembrinas llenan el ambiente de felicidad y alegría, para muchos también llegan cargadas de estrés y tristeza, especialmente para quienes padecen algún tipo de enfermedad, han sufrido una pérdida reciente y hasta para quienes el presupuesto no es ‘adecuado’ para pasarla bien.

El psicólogo añadió que esta fecha puede ser dura para muchos niños y adolescentes quienes ya cuentan con un cuadro de tristeza excesiva, ansiedad o depresión.

Por ello es indispensable que se tenga en cuenta el estado de ánimo de los menores, es decir que si se lo ve más decaído, irritable, lloroso o agotado, o que tiene más dificultades con el sueño o el apetito de lo habitual, hay que pedir ayuda.

“Si bien es cierto que el trajín del día a día nos puede impedir estar todo el tiempo en contacto con nuestros hijos, no podemos deslindarnos afectiva y emocionalmente de ellos y su rutina. Prestándoles atención es cómo vamos a poder ayudarlos de manera inmediata”, comentó Mantilla.

Recalcó que es importante estar atentos ya que desde 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) Ecuador se encuentra en el puesto 11, con una prevalencia del 4,6% de depresión, en América Latina y se prevé que para el año 2050, la prevalencia de este trastorno será del 22%, dato que tiene que tomarse en cuenta.

 

Comunicación con los adolescentes

  • Crea un espacio seguro y libre de juicios para que tu hijo o hija se sienta con comodidad compartiendo sus sentimientos.
  • Escucha activamente, mostrando empatía y comprensión.
  • Evitar minimizar o negar sus emociones, en lugar de eso, valida sus sentimientos.
  • Haz preguntas abiertas para animar la conversación y muestra interés genuino.

 

Mantilla menciona que hay que estar pendientes del apoyo emocional que se les brinda a los niños y adolescentes, para eso se requiere expresarles amor y apoyo incondicional. “No tenemos que condicionarnos o condicionarlos a que el afecto que les tenemos o les mostramos depende de su comportamiento o desempeño, ellos deben entender que los amamos sobre todas las cosas”, explicó.

Para ello también dijo que se requiere recordarle a los hijos que no están solos y que como padres están ahí para ayudarlos.

Un punto importante es saber que cuentan con alguien que les provea consuelo y los reconforte cuando sea necesario.

Para Mantilla algo que es primordial es que, con todo lo anterior, también se trabaje en ajustar las expectativas. Así se debe reconocer que la Navidad y el Fin de Año pueden ser estresantes y no solo para los adultos sino para los niños y adolescentes también, “por eso no hay que minimizar, bajo ningún criterio, sus sentimientos”.

Recomienda no obligarlos a tener el mismo entusiasmo por estas fechas, que los adultos, así como no exigirles que se diviertan o disfruten de todas las tradiciones, porque si están pasando por un periodo de tristeza atosigarlos con la temporada sería peor.

Finalmente el psicólogo dijo que se debe procurar un ambiente tranquilo en el que se explique de manera adecuada la realidad de la familia, con ello tener el panorama claro para saber cómo actuar y “ver si las cosas se ponen más tensas de lo que esperábamos buscar ayuda profesional de manera inmediata”. (NVP)