Hemos perdido el respeto

Una sociedad alcanza el desarrollo, cuando es capaz de decir la verdad y
emitir una apreciación de forma abierta y clara. Siempre he pensado que los
medios de comunicación han de contribuir de forma positiva en el desarrollo
cultural de los pueblos. De igual forma, su función y trabajo debe de
encaminarse hacia el fortalecimiento de los valores cívicos y en ningún
momento promover el irrespeto y la intolerancia.

Como ecuatoriano que soy, me preocupo por ver las cosas de forma positiva,
de reflexionar y evaluar cada día mi comportamiento personal y el futuro de
nuestro país, de tal forma que pueda contribuir al desarrollo del mismo.
Estoy seguro que esta es la inquietud de muchos ecuatorianos conscientes y
comprometidos con el bienestar social, económico y político del país.

Con relación a esto y como ser humano consciente de las imperfecciones que
llevamos, soy enemigo de la burla, la ironía, el sarcasmo y la sátira, con
que algunas personas inescrupulosas atentan contra la dignidad de otro ser
humano para que se convierta en objeto de situaciones embarazosas y de
conjeturas que atentan contra su credibilidad. Quien actúa de esta forma es
un mediocre, incapaz de hablar con la verdad y el respeto.

Hoy con preocupación creciente, quiero hacer un llamado de atención hacia
los medios de televisión, que sin ningún criterio de censura, presentan
programas de televisión totalmente ofensivos que resultan en detrimento del
desarrollo de nuestro país. Me refiero, en específico a las manifestaciones
de burla y de ofensa de las que son objeto algunas figuras públicas, que por
la investidura que representan, merecen el respeto de todos los
ecuatorianos.

No me canso de pensar que quienes producen estos programas, son un conjunto
de personas enfermas y llenas de complejos. Personas sin cultura y sin
ningún tipo de educación, pobres en moral y mediocres, porque no se qué tipo
de profesionalismo ejercen.

Defiendo la libertad de expresión; la capacidad de enfocar un problema y
manifestar una crítica pero con carácter valorativo y objetivo. Estoy
convencido de que cuando un medio de comunicación actúa de una forma madura,
puede ser coherente para emitir un juicio de la realidad fortaleciendo de
tal forma la democracia. Una sociedad alcanza el desarrollo, cuando es capaz
de decir la verdad y emitir una apreciación de forma abierta y clara.

La historia nos cuestiona y nos enseña que una sociedad se embrutece cuando
crece en medio del chiste y la burla de unos cuantos. No hay duda de que
personas como las que dirigen programas así, contribuyen a que nuestro
desarrollo como país se atrofie y se estanque. Lo más preocupante es que los
dueños de estos medios de comunicación se basan en un simple rating para
emitir este tipo de programas que ensucian el deseo de superación y
desarrollo de un país.

Señores: tengan un poco más de dignidad, porque nuestro orgullo como Nación
no puede estar a merced de un precio comercial que por el rating de tipo de
programas es bien pagado y duplica los ingresos del medio televisivo.

Dijo un famoso escritor «pobres de los que se ríen de su propia realidad y
no hacen nada para transformarla, porque viven sumidos en su propia
ignorancia». Hoy les pregunto a estos pocos que se dicen ser profesionales:
¿cuántos de ellos han contribuido para que en nuestro país existan mejores
políticos y mejores administradores públicos?; ¿cuántos de ellos han
invertido tiempo para investigar de forma científica la corrupción que
existe en la administración pública?; ¿cuántos de ellos han contribuido para
promover el debate público y encontrar soluciones?; ¿cuántos de ellos han
acompañado al pueblo en sus reivindicaciones populares? De seguro, ninguno,
porque su incapacidad para emprender un juicio serio, de verdaderos
investigadores y comunicadores sociales les queda grande.

Creo que no debemos permitir que nuestra sociedad se aliene por semejante
irrespeto. Hoy puede ser el presidente de la República o un legislador, pero
mañana lo harán hasta con los prelados de la Iglesia y contra cualquier otro
individuo. Estos pseudoprofesionales no son más que un conjunto de verdugos
y no tienen la más mínima noción de lo que es el respeto y la tolerancia.

Partición Varsariah
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«El coraje es buscar la verdad y decirla»

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