El volcán

Franklin Barriga López

Expertos en vulcanología y gestión de riesgos de los Estados Unidos, del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional y del Servicio de Gestión de Riesgos y Emergencias han efectuado trabajo de campo en el Cotopaxi y alrededores.

Han estudiado la ruta de los lahares, así como el sistema instalado para el monitoreo, actualizado conocimientos, imprescindibles y oportunos, para la prevención y planificación de actividades, en bien de los habitantes especialmente de las zonas que serían afectadas por una hipotética pero nada descartable erupción del coloso.

Una de las vulcanólogas extranjeras ha señalado que predecir erupciones de este tipo no es una ciencia perfecta y que los volcanes siguen siendo amenaza para muchos. Catalogó a estos fenómenos meteorológicos como los peores que pueden acontecer.

Esta es la realidad que demuestra, con patetismo y datos de veracidad histórica, los riesgos que se ciernen sobre no pocas regiones de nuestro planeta. Ecuador, por sus características geológicas, es una de ellas, con elevaciones admirables por su belleza pero que entrañan peligros inmensos para la vida, las propiedades, el bienestar y el desarrollo.

El Cotopaxi, de asombrosa presencia y que proporciona su nombre a una importante provincia, constituye riesgo natural de grandes dimensiones, si analizamos la historia de su actividad devastadora. De producirse una no deseada erupción, de aquellas que ocupan numerosas páginas en el recuento de nuestro pretérito, las consecuencias serían nefastas para el país entero.

En buena hora que se realicen encuentros de este tipo, con gente debidamente capacitada. El desafío en esta materia debe ser afrontado, en todo momento, con seriedad y criterio científico.

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