Mujer rural

DIANA LUZURIAGA VERA

En la Asamblea General de la ONU, de fecha 18 de diciembre de 2007, se reconoce “la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural…”, celebrándose el primer año del Día Internacional de las Mujeres Rurales, el 15 de octubre de 2008.

Las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y el 43 por ciento de la mano de obra agrícola, garantizan la seguridad alimentaria de sus comunidades y del mundo, son artífices fundamentales en su colectividad para enfrentar las diferentes problemáticas, según datos de la Agenda Nacional de las Mujeres y la Igualdad de Género 2014-2017, en Ecuador, el 61% de las mujeres del área rural se ocupa en actividades de agro producción.

Pese a ser tan productivas y su labor tan necesaria para conseguir cambios económicos, ambientales y sociales, las barreras estructurales y la discriminación existentes continúan limitando su participación en la sociedad, encontrándose en una situación de desventaja frente a los hombres del campo y las mujeres urbanas. Mundialmente los indicadores de género y desarrollo, evidencian que las mujeres del área rural sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de pobreza.

En este contexto el cumplimiento de los compromisos de la Agenda 2030, en materia de igualdad de género no depende solamente de la asignación de recursos, sino de una acción concertada y urgente de los gobiernos locales y todas las partes interesadas, para promover el desarrollo de estas valiosas mujeres, recordando las palabras de Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas “El empoderamiento de las mujeres y niñas rurales es esencial para construir un futuro próspero, equitativo y pacífico para todos…”

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