El villancico o canción de Navidad

CANTATAS. El coro de la unidad educativa Antonio Neumane entona villancicos.

Por: Julio Bueno

 Villancico es la canción de la villa y, en sus orígenes, sirvió para registrar la vida cotidiana de los pueblos.

Cuando la familia entona villancicos, como parte de la tradicional novena o como una forma alegre de celebrar el advenimiento del Niño Dios, recurre a una costumbre que se remonta al siglo XIII o quizás antes.

Algunas de las melodías europeas de los villancicos formaron parte de los misterios y representaciones teatrales medievales del Ciclo de Navidad. Al prohibirse éstas en los templos, quedaron como cantos sueltos que se ejecutaban con motivo de la Navidad. Pronto, los villancicos se trasladarían del pueblo a la Corte, convirtiéndose en los siglos XV y XVI —junto con el romance—, en las composiciones poético-musicales profanas más interpretadas.

El Villancico, que en sus inicios fue una forma poética española, significa “canción de la villa” o “canción campesina” ya que, al parecer, fue un canto rústico de villanos o aldeanos en sus fiestas. Su estructura musical fue más bien sencilla y utilizada, a manera de cronismo musical, para registrar los principales hechos de una comarca.

En España, el género «culto», «cortesano» fue conformado por creaciones de grandes maestros sobre la base de obras anónimas largamente conocidas en el pueblo y se difundió en los siglos XV – XVI como un equivalente a la «chanson» francesa y aún más a la «villanella» italiana.

Sin embargo, esto no impidió que, más tarde, el villancico no solo se consolide como género, sino que se convierta en el arquetipo de la “canción de Navidad”, hasta llegar a nuestros días como un complejo y vasto repertorio de canciones de diferente origen que se entonan, casi universalmente, en la época navideña.

Historia

La música de los villancicos aparece -en la historia occidental- hacia la época medieval, aproximadamente en el siglo XIII. En sus orígenes, estuvo conformado por un refrán que se repite como en las obras en forma de «rondó».

Surge como una monodia (línea melódica sola) con Alfonso X, convirtiéndose en los siglos XV y XVI en una composición de estilo madrigalesco, con dos, tres y hasta cinco voces, llegando por último a ser una especie de cantata para solos, coro y acompañamiento instrumental. En la Europa de los siglos XVI y XVII, se registra una extraordinaria vigencia de este género.

Desde fines del siglo XIX, el nombre ha quedado exclusivamente para denominar a los cantos populares -religiosos o profanos- que aluden al misterio de la Navidad y que se cantan con el acompañamiento de instrumentos musicales populares. A partir de esta época, el villancico sufre grandes cambios, pues su temática se va concentrando hacia la referencia de los elementos que intervienen en la fiesta de Navidad (el Niño, la Virgen María y San José; los Reyes Magos y los pastores, los priostes y padrinos, la mula y el buey, la estrella, el portal, el pesebre o la cuna, etc.) y su estructura musical se estabiliza en: polifónica u homofónica, en el caso de los villancicos académicos catedralicios; y, monodia acompañada, en el caso de los villancicos populares.

El villancico en el Ecuador

Es un género-repertorio musical de los mestizos e indígenas del Ecuador. Nace de dos vertientes que se conjugan y generan:

  1. a) Los villancicos religiosos académicos, compuestos por los religiosos y maestros de capilla de monasterios y conventos (inicialmente españoles; luego: criollos, mestizos e indígenas); y,
  2. b) Los villancicos populares, realizados por compositores de música popular (profesionales, aficionados, inclusive anónimos)

Los villancicos en las iglesias

En la época colonial, era obligación de los maestros de capilla componer nuevos villancicos cada año para ser estrenados en las celebraciones de Navidad. Tal requisito debió cumplir el músico nativo Diego de Lobato (ca. 1538 -ca. 1610), hijo de una de las esposas del Inca Atahualpa, que fue nombrado maestro de capilla de la Catedral de Quito en 1574. Este fue sucedido por Gutierre Fernández Hidalgo (vivió en Quito entre 1588-1590) y por Manuel Blasco (sirvió desde 1682 hasta 1696); los dos últimos trabajaron en Bogotá, en donde dejaron gran cantidad de sus composiciones.

 EL DATO
 La costumbre de estrenar villancicos se mantuvo hasta el siglo XX.

El villancico popular

En 1892 aparece publicado en Quito «Cantares del Pueblo Ecuatoriano», de Juan León Mera, que incluye una sección específica de «cantos de Navidad» algunos en quichua, otros en español y varios de ellos bilingües.

El villancico recibe el “sabor local”, se muestra con fisonomía regional («ethos» singular), por lo que tiene diferentes denominaciones en nuestro país: en épocas anteriores: Villancico, Viláas, Villancejo, Villancete, en la actualidad: aguinaldo, tono de Niño (Cuenca, Loja), Chigualo (litoral ecuatoriano).