El impulso a una nueva vida, el punto de inflexión de Gloria

SATISFACCIÓN. Gloria en su nuevo hogar, donde lucha cada día para salir adelante.

Belén Vélez Rosero

Estudiante de la Escuela de

Comunicación de la PUCE- SD

Según la Fiscalía, en el 2021 se registraron 788 denuncias de violencia de género, en Santo Domingo.

 “Me casé con un hombre al que amaba y le di hijas, pero con el pasar del tiempo su actitud cambió”, comentó Gloria Zambrano, quien decidió separarse de su esposo y empezar una nueva vida.

Recuerda que se ufanaba de ser quien la mantenía y con malos comportamientos empezó la violencia. «Me insultaba, humillaba e incluso empezó a engañarme con una amiga». Los malos tratos siguieron y se fueron tornando más agresivos y constantes.

Indicó que cuando decidió irse, empezó a manipularla. “Me dijo que, si yo me iba, acabaría con su vida. Cuando me llevé a mis hijas, tomó fósforo y terminó en el hospital”.

Mencionó que, con remordimiento y cargo de consciencia, volvió al lado del hombre que la intimidaba, se burlaba de ella y no la respetaba como mujer. Pero temía quedarse sola a cargo de sus hijas.

El punto de inflexión

«Lo descubrí otra vez engañándome con una vecina. Fui a mi casa y le grité que no lo perdonaría, él venía detrás de mí diciendo que estaba loca y que no tenía derecho de reclamarle. Cuando me alcanzó, estaba tan enojado que de un golpe me tiró al piso y empezó a golpearme mientras me insultaba”.

Relató que, a pesar del dolor de los golpes y los gritos airados de su esposo, logró escuchar a sus hijas llorando. «Me dolió en el alma y en ese momento me di cuenta de que ya había sido suficiente; no iba a dejar que mis hijas siguieran viendo a su madre ser maltratada».

Es así que decidió terminar esa situación. “No sé de dónde saqué fuerzas, pero me levanté del piso y lo eché de la casa. Luego abracé a mis hijas y lloramos».

La separación

Después de trámites interminables y abogados muy caros, todo terminó con un trato nada favorable para Gloria, además de deudas y ningún patrimonio para ella. «No conocía mis derechos, tampoco qué debía hacer en esa situación. Lo más terrible que le puede pasar a una mujer es no ser consciente de sus derechos y las acciones que puede tomar para hacerlos valer».

Con una buena receta de morocho y empanadas, decidió probar suerte como vendedora ambulante, pero no le fue bien. Cuando se le hizo imposible seguir pagando renta, se encontró en la calle.

Red de mujeres

«Salí a trabajar con pocas esperanzas, ya no sabía qué hacer. Cuando cruzaba por la Casa de la Cultura vi unos puestitos de mercaderías, me preguntaba de qué se trataba, pero seguí caminando. Luego me llené de valor para preguntar, mis pies retrocedieron y volví al lugar. Una mujer me dijo que, para tener un puesto debía hablar con la dirigente».

Le contó su situación a Isabel Carbo, quien está a cargo de la Red de Mujeres Solidarias ‘Manos en Acción’ y la recibió en su casa de acogida.

En el albergue Gloria tiene un lugar modesto donde vivir, se siente segura, aceptada y junto a personas que realmente se preocupan por su bienestar.

La Red acoge a mujeres que han sido víctimas de violencia, busca apoyo de organizaciones estatales y particulares. El Consejo Cantonal para Protección de Derechos (Ccpd), proporciona a las socias capacitaciones sobre economía y asesoramiento legal, además de talleres prácticos.

Según Isabel Carbo, el objetivo de esta organización es empoderar a las mujeres que han pasado por situaciones de violencia y que ellas promuevan el rescate de otras en la misma situación.

 

“Con esfuerzo logré sobreponerme a las necesidades y sacar adelante a mis hijas”. 
Gloria Zambrano,
Emprendedora