A la caza de las letras

Oswaldo Paz y Miño J.

La lectura es un arte, un placer, un vicio: ha de ser tiempo de felicidad. Del maestro Borges cito: “Yo he dedicado una parte de mi vida a las letras, y creo que una forma de felicidad es la lectura; otra forma de felicidad menor es la creación poética, o lo que llamamos creación, que es una mezcla de olvido y recuerdo de lo que hemos leído. Emerson coincide con Montaigne en el hecho de que debemos leer únicamente lo que nos agrada, que un libro tiene que ser una forma de felicidad. Le debemos tanto a las letras. Yo he tratado más de releer que de leer, creo que releer es más importante que leer, salvo que para releer se necesita haber leído. Yo tengo ese culto del libro. Puedo decirlo de un modo que puede parecer patético y no quiero que sea patético; quiero que sea como una confidencia que les realizo a cada uno de ustedes; no a todos, pero sí a cada uno, porque todos es una abstracción y cada uno es verdadero”.

La felicidad es una emoción frugal, creo yo, y cuando se ejerce el oficio de lector es una suma de instantes que duran el tiempo que tome consumir la obra que se tiene entre las manos y que colma nuestros sentidos.

He sido feliz unas horas plenamente, y se lo debo a ‘La Tigresa y el acróbata’ (Seix Barral), de la autora italiana Susana Tamaro: una fábula que me ha atrapado y que con ilusión dichosa comparto.

Tigrita, la protagonista de la novela, es lo más cerca que he estado a un felino de tales proporciones. Al libro que presento le debo el privilegio de haber compartido el día a día de una Tigresa en estado puro, desde su nacimiento en la helada Siberia, hasta el marcado día del destino, en que el lector y la Reina de los bosques separan sus rumbos para siempre.

La fábula escrita por Susana Tamaro es un canto a la vida y a las libertades. Doscientas veinte y un páginas envolventes, cargadas de metáforas y simbolismos, llenas de expresiones soñadoras, de luces y de sombras que hacen el camino al andar de la Panthera tigris altaica.

Una novela para adultos que no se puede dejar comentar y que se debe leer a los niños, a nuestros colegas menores, a ellos que requieren de los saberes naturales, transparentes y mágicos con los que vienen envueltos los libros dedicados a los seres maravillosos de la creación.

Lector, de mi experiencia toma nota: Si buscas a la felina has de ser paciente, has de saber de ella que, cual tigresa, tiene franjas que dividen al día de la noche, y no por casualidad. Que has de interpretar su soledad errante y sus tropiezos con el hombre. Te queda cual leyente ser prudente para descubrir a fondo el contenido del tomo, que es encontrar al felino y mirarte al espejo. Has de ser constante, que para entenderlo, has de abrir los ojos y la mente, aguzando que mientras crees tú que acechas, ella ya te habrá detectado y que si no estás prevenido, puedes pasar de ser cazador a cazado.

Me ha recordado una parte de la historia de ‘La Tigresa y el Acróbata’ a ‘Los motivos del Lobo’, de Rubén Darío, poema grandioso que mi padre me presentara cuando niño y que marcó mi amor por la poesía: “Francisco responde: En el hombre existe/mala levadura. /Cuando nace viene con pecado. Es triste. /Mas el alma simple de la bestia es pura”.

“La Tigresa se sintió mejor al instante. Recuerda que los demonios son como los perros, les encanta la compañía de los hombres. Has de estar siempre muy atenta. Si los llamas o dejas que se acerquen, corres el peligro de que nunca se vayan” (Pág. 93).

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Escritora italiana (Trieste, 1957).
Escritora italiana (Trieste, 1957).

Perfil

Susana Tamaro

° Escritora italiana (Trieste, 1957). Es descendiente de Italo Svevo. Estudió en el Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma y realizó diversos documentales para la RAI. Con su primer libro, ‘La cabeza en las nubes’, ganó el premio Elsa Morante, y con ‘Para una voz sola’ el Pen Club Internacional. Su novela ‘Donde el corazón te lleve’ ha superado el millón y medio de ejemplares vendidos. Le han seguido una serie de títulos de enorme éxito.

Una novela para adultos que no se puede dejar comentar y que se debe leer a los niños”.