Plan piloto

Una vez que acabó la luna de miel de asambleístas y la peste constatamos que faltan escuelas de formación política y educación de calidad a todo nivel porque el desprestigio de los políticos y la política tocaron fondo. No hay partidos políticos que logren promover candidaturas eficientes, fuertes y confiables, que tengan capacidad de convocatoria, y direccionen al pueblo con tesis inteligentes ante el hartazgo popular. Cuesta mucho después de una tiranía volver a la retórica de unidad, solidaridad, emprendimiento, al sentido común, a las libertades, al respeto al pensamiento distinto, a la confianza electoral, la deliberación, el liderazgo y reinventar la cosa pública.

El caso es que la tecno-burocracia en la educación superior se desnudó en la pandemia. Poco o nada en ciencia y tecnología. Cero vacunas y medicinas. Esto tal vez porque los salarios se pagan a una mitad de administrativos; y, a rectores que ganan más que el Presidente. Con entidades de evaluación y control inoperantes. Muchas, cómplices de los espacios de corrupción. Pero, gracias el efecto multiplicador de las redes sociales, se evidenció la persecución a periodistas para que no denuncien los retrasos de aportes al IESS, los negociados particulares ajenos a centros de estudio cofinanciados por el Estado y ese despilfarro grosero de dinero público, y de los padres de familia, al interior de universidades biombo. s. Entonces, allí se encuentra lógica risible a la eliminación de carreras como Patrimonio Cultural, Restauración, Museos, en universidades quiteñas.

Sin duda, el detonante de la crisis es la educación en zona rural y el analfabetismo violento en niños y adolescentes. La rabia y furia contenida de la ciudadanía frente al limitado y nulo acceso a la telefonía móvil en reemplazo de aulas y clases presenciales, que produce la expansión irrecuperable de la brecha educativa. Y, después, hablar de un plan piloto de lo que sea que hace olvidar los hechos iniciales. Esa técnica del señalamiento de ‘enemigos externos’ para culpar a alguien de los propios fracasos y la ineptitud de gestión cuando no se plantean estrategias.

En tiempos de precampaña electoral e Internet, la política se convierte en el ejercicio: amigo- enemigo y uso de la violencia educativa por votos que saca candidatos de la ruin farándula y exige confrontación permanente hasta que se derrote al rival en las urnas; el amigo debe ser amado, prestigioso, triunfador y vencedor. El resto, iletrados.

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