Para los actores políticos se ha hecho más “rentable” trabajar en la lógica de mensajes virales y resultados a corto plazo, que debatir los problemas de fondo.
Los partidos políticos y el debate político han sufrido importantes cambios desde la llegada y desarrollo del internet y las redes sociales. La construcción del discurso político ya no solo radica en los pensadores e ideólogos de las organizaciones políticas o centros del pensamiento y se ha “horizontalizado”.
El modelo en que los especialistas de una organización civil o partido político diseñaban una estrategia, construían un plan de gobierno y lo difundían a sus militantes, se encuentra en crisis.
Con las redes sociales (X, Facebook, Instagram y TikTok), el modelo vertical ha perdido fuerza y el monopolio del desarrollo del pensamiento se ha transformado. Ahora la participación de los electores es más directa y su influencia en la construcción de políticas públicas, es cada vez mayor.
La última semana, el debate político en Ecuador versó sobre la irónica burla del presidente de la República, Daniel Noboa, respecto de la pronunciación en inglés del exmandatario y prófugo de la justicia, Rafael Correa. Mientras se hacían virales las bromas y los memes, el contenido de la entrevista sobre los impuestos, los subsidios y el conflicto armado, pasó desapercibido.
Para expertos en marketing político y discurso digital, en Ecuador la política se está llevando un mensaje político en temas superficiales y coyunturales, obviando el necesario debate en los verdaderos problemas que aquejan a los ciudadanos. Haciendo un llamado a la ciudadanía a exigir respuestas de fondo.
Nuevos discursos
Leonardo ‘Pipo’ Laso, estratega comunicacional y exsecretario de Comunicación de la Presidencia, puntualizó que, desde la llegada de las redes sociales, la forma de construir los discursos políticos ha cambiado.
“Se ha dado un gran cambio en la comunicación con la aparición de las redes sociales. Antes la política se hacía en los medios masivos y era vertical; es decir, el candidato o director del partido, emitía una idea, proponía, se veía en televisión o escuchaba en radio y tenías que estar de acuerdo o no”, apuntó Laso.
Detalló que en el pasado la posibilidad de emitir opiniones contrarias por parte de los electores no era posible. “Ahora, el político pone algo en X (antes Twitter) y cualquier ciudadano, puede estar de acuerdo u oponerse, incluso en los tonos más subidos; es decir, la política se volvió horizontal y participativa”, remarcó.
El estratega detalló que esta situación ha hecho que desaparezcan las lealtades ideológicas o políticas. “Ahora son lealtades sujetas a resultados a corto plazo y que me gusten a mí. Hoy el político tiene que adaptarse más a la agenda del ciudadano”.
En este sentido, explicó que Noboa está recibiendo una aprobación alta, “porque está teniendo resultados en el tema de seguridad. No sabemos si en el mediano o largo plazo se sostenga, pero en este tiempo, le ha ido bien y la gente dice que está haciendo cosas”.
Indicó que esto no solo ocurre en Ecuador, sino que está afectando a otros países, en el caso de Latinoamérica lo vemos en El Salvador con Nayib Bukele, en Argentina con Javier Milei y en el largo plazo en México con Andrés López Obrador, que mantiene una alta aceptación.
Ante los cambios que vienen desarrollándose en el discurso presidencial de Noboa, destacó que “es una forma de construir; no sé si es buena o mala, pero si mucha gente plantea una determinada propuesta, el presidente tiene que recoger esa inquietud. Esto es una forma distinta de construir el mensaje y la acción política”.
Distracción vs debate
Andrés Jaramillo, docente y estratega de Content Manager Ecuador, criticó la actitud adoptada por gobiernos, líderes políticos y autoridades que ven más “rentable”, en términos políticos, entrar en la lógica de los memes y el entretenimiento, que en el debate sobre la solución de los problemas.
Jaramillo precisó que “gobiernos, autoridades y ciertos actores que generan opinión pública, se han dado cuenta que es altamente más rentable plantear algún elemento de distracción y evadir los temas de fondo, que solucionar esos temas”.
Lamentó que las audiencias buscan en las plataformas digitales temas para “divertirse y entretenerse”. Puntualizó que no es eliminar el entretenimiento de las redes sociales, pero advirtió que cuando esta actitud forma parte de una estrategia comunicacional, “lo que termina es evadiendo los temas de fondo, que fue precisamente, lo que pasó con el presidente Daniel Noboa y su mofa al expresidente Rafael Correa”.
Desde su punto de vista, con esta actitud “se descuidó o no se tomó en cuenta; en los titulares, las medidas que Noboa anunció en la entrevista, como el tema de los precios del combustible, un posible incremento del IVA, medidas duras y que quizás en otros tiempos pudieran haber provocado, incluso, la inestabilidad del Gobierno”.
Destacó que esta forma de construcción del discurso presidencial, “le permite tener espacio para irse moviendo en función de la coyuntura y en función del sentir y de lo que la gente está expresando”.(ILS)
Construir la agenda de país
Tanto Leonardo ‘Pipo’ Laso, como Andrés Jaramillo coincidieron en que la ciudadanía debe tener mayor responsabilidad sobre lo que consume a través de las redes sociales, para evitar dejarse llevar por los mensajes de un sector u otro.
Laso acotó que desde la sociedad civil y los partidos deben asumir la construcción de una agenda y una propuesta país que de soluciones profundas a los problemas que afectan a la nación.
“Uno tiene que apoyarse en los expertos; por ejemplo, convocar a economistas de diversas corrientes y elaborar los cuatro o cinco puntos en los que vamos a estar de acuerdo. Ecuador tiene un problema que debate mucho todo lo que no estamos de acuerdo”, advirtió.
Laso criticó que en el país “no pasamos de ser un eslogan, un hashtag. Hay que pasar al acuerdo, que no es ideológico, ni de personas, es un acuerdo sobre una agenda nacional”.
Andrés Jaramillo hizo un llamado a la ciudadanía y a los usuarios de las redes sociales ir más allá de los mensajes que muevan sus emociones o que ratifiquen sus formas de pensamiento.
“Hay que ir más allá de eso, todos tenemos una responsabilidad. Ver qué hay detrás de esos fuegos artificiales, no perder la capacidad crítica de involucrarse para que las autoridades puedan leer y entender que la ciudadanía no es boba y exige de sus mandantes respuestas a los temas profundos”, sentenció.
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